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Tribuna
Columna
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A pocos días de las elecciones de EE UU

Hace unos días tuvo lugar el cuarto (tercero entre los candidatos a presidente) y último debate de la campaña presidencial de EEUU. Las encuestas indican que Obama ganó el debate (CNN le dan un 48% frente al 40% de Romney), pero ambas campañas están contentas con el rendimiento sus candidatos. Obama ha estado muy efectivo y articulado, pero a Romney se le ha visto muy confiado y presidenciable, preparado para ser comandante en jefe. Romney ha sido efectivo sosteniendo que el país esta en la dirección equivocada tanto económicamente como en política exterior. Ha pasado el test de liderazgo, e incluso si ha perdido el debate a los puntos, será muy interesante ver en los próximos días si ha ganado política y electoralmente.

Las encuestas sobre las elecciones de antes del debate siguen mostrando una elección extremadamente competitiva. RealClearPolitics, que prepara una media de los resultados de las encuestas nacionales, muestra que ambos candidatos están empatados, eliminado la pequeña ventaja que Romney consiguió después del primer debate. Claramente Obama se ha beneficiado de la bajada del desempleo al 7,8%, logrando romper la barrera psicológica del 8% tras cuatro años, y con ello ha contribuido a cambiar la percepción sobre el futuro: de acuerdo con las últimas encuestas el porcentaje de los encuestados que dicen que el país esta en la dirección equivocada ha bajado al 56%, una cifra que ha posibilitado la reelección de otros incumbentes en el pasado. Esto puede ser de gran ayuda para Obama porque le permite argumentar que el país marcha en la dirección correcta y que no es el momento de hacer cambios.

Sin embargo, hay muchos otros datos económicos que no son tan positivos y que explican el descontento de los votantes. La renta media ha caído casi cinco puntos desde mitad del 2009; y tan sólo un 20% piensa que están mejor que hace cuatro años (y un 39% que están peor). Un 47% piensa que las cosas van a empeorar (pero esto es característico incluso en tiempos de bonanza). Los ingresos de las clases medias siguen estancados desde los 70 y esto ha generado un creciente resentimiento e inseguridad entre esta clase que ya no sabe en quién confiar para que proteja sus intereses. Además hay una gran preocupación por las cuentas públicas y el déficit.

Los republicanos están tratado de explotar esta situación y comparan al presidente Obama con el derrotado Jimmy Carter. Obama por su parte sigue insistiendo que estaríamos mucho peor sin las políticas de estímulo y las reformas que ha implementado su Administración, que evitaron la caída en el abismo.

Todo es relativo. Económicamente es innegable que las cosas no van del todo bien y que hay mucho margen para mejorar. Pero al mismo tiempo es cierto que no van tal mal como a fines de los 70. Con Carter, el PIB per cápita cayó un 3,7% en los nueve meses anteriores a la elección y la inflación aumentó a un ritmo del 7,9%; con Obama el PIB per cápita aumentó un 1,62% y la inflación un 1,51%. Es precisamente esta mediocridad de la situación económica lo que hace cualquier previsión difícil. La economía no está ni muy débil (que llevaría a la derrota del presidente), ni muy fuerte (que aseguraría su reelección). Es por ello que no es sorprendente que la mayoría de los modelos de previsión de resultados que se basan en datos económicos dan como perdedor a Obama pero dentro del margen de error.

Todavía puede pasar de todo y es todavía imposible predecir el resultado. Una semana en una elección tan cerrada puede ser una eternidad, y mucho puede pasar. ¿Puede Romney recuperar la iniciativa? ¿Habrá un October Surprise? Esto es algo que ya ha sucedido en otras elecciones (Kerry todavía sostiene que el vídeo de Bin Laden unos días antes de la votación le costó la elección). La clave va a estar también en los battlegrounds/swing states como Ohio, Wisconsin, Penn, Virginia, Florida, Michigan, NH, o Iowa. Ahí es donde se va a decidir el resultado. Quien gane Ohio tiene grandes posibilidades de ganar la presidencia.

Cada vez quedan menos indecisos y cualquier noticia puede ayudar a decidir su voto. Otra clave será la movilización el día de las elecciones. Ahí parece que los demócratas están mas organizados y tienen mas recursos. Todo sigue en juego. El resultado final va a depender de la partida de ajedrez que las dos campañas van a jugar en los próximos días.

Sebastián Royo. Catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Suffolk en Boston (Estados Unidos)

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