Un paso más para Grecia y el euro
El agujero financiero griego será parcheado de nuevo, según un comunicado del ministro de Finanzas del país. Pese a que su homólogo alemán rechazó confirmar el acuerdo, es casi seguro que en las próximas semanas los prestamistas darán a Atenas 31.000 millones de euros, y el gobierno tendrá una extensión de dos años, hasta 2016, para llevar el déficit fiscal al 3% del PIB.
Se espera que este último retraso le cueste a los prestamistas unos 15.000 millones de euros. Será más si el largo declive de la economía griega se acelera. ¿Qué obtienen entonces a cambio?
Muchos griegos piensan que el pago viene a cambio de humillaciones adicionales y una miseria continuada. El anuncio oficial dará una visión más positiva, algo como sentar las bases para un crecimiento sostenible y un gobierno fiscalmente sólido. Desde la perspectiva alemana y los líderes de opinión de la unidad europea, en cambio, es un mero 0,1% del PIB de la eurozona al año que ofrece una rentabilidad significativa: el sueño europeo se acerca a la realidad.
Los políticos alemanes todavía se dedican a ese sueño. Los socialdemócratas criticaron recientemente a la canciller Angela Merkel por no hacer lo suficiente para apoyar a los países en problemas. Pero Merkel quiere asegurarse de que el gobierno griego se compromete a reformar. Su última visita a Atenas fue un testimonio de su creencia en que la actual coalición griega, a pesar de su tensión interna, está en el camino correcto.
La supervivencia del euro, al igual que su creación, siempre ha tenido más que ver con la voluntad política que con los cálculos económicos. A medida que la crisis avanza, la voluntad colectiva de defender la moneda se ha fortalecido. Ahora es lo suficientemente fuerte como para convertir a los bancos europeos en instituciones más regionales que nacionales. Se ha impulsado al gobierno griego para hacer los cambios que eran inconcebibles hace pocos años. Y hace que los prestamistas estén dispuestos a seguir dándole un poco más de tiempo y dinero.