El miedo a quitas atropella a la deuda sénior de los bancos con ayudas
El precio de la deuda sénior de los bancos rescatados se hunde. La posibilidad de que sus dueños sufran quitas ha dado rienda suelta a las órdenes de venta. Cédulas hipotecarias de Bankia con vencimiento en menos de dos años pagan cerca de un 10%.
La deuda sénior parecía a salvo de las dentelladas que previsiblemente sufrirán los dueños de deuda subordinada o híbridos, como las participaciones preferentes. Así se deducía del pliego de condiciones que firmó el Gobierno para poder recibir el cheque de hasta 100.000 millones de euros con los que tapar los agujeros del sector financiero (MoU, por sus siglas en inglés).
Pero el mercado, de igual modo que apuesta estos días por que España pedirá un nuevo rescate para su deuda soberana, no está tan convencido de que finalmente los dueños de deuda emitida por banca la nacionalizada se libren de participar en el coste de los saneamientos. La deuda sénior de Bankia, Novagalicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia sufre en algunos casos gigantescas pérdidas frente al precio de hace tan solo unas semanas. Los mercados de renta fija llevan en estado comatoso desde el verano de 2010. Fue entonces cuando se puede fechar el estallido de la segunda fase de la crisis, la de la deuda soberana de los países europeos del arco mediterráneo.
El corsé no ha hecho más que apretarse en los últimos meses. Incluso las entidades financieras que gozan de una solvencia fuera de toda duda, como Santander y BBVA, tienen bloqueado el acceso al mercado mayorista desde el pasado marzo. Hasta su deuda de máxima calidad cotiza en el secundario a unos precios que implican unas rentabilidades muy elevadas. Cédulas del banco que preside Emilio Botín y vencimiento en enero 2015 ofrecen un 4,2%. Deuda del mismo tipo emitida por BBVA que vence en diciembre de 2015 paga el 4,8%.
"Las cédulas están ofreciendo rentabilidades inimaginables hasta hace muy poco", advierte Rafael Romero, director de Inversiones de Unicorp Patrimonio. La novedad está en que los títulos emitidos por entidades que ya han recibido respaldo público han sido golpeados con inusual fuerza en las últimas semanas. El detonante fueron los tambores de un rescate europeo para la banca española, allá por el mes de mayo. Después de que el Gobierno lo negara reiteradamente, el ministro de Economía, Luis de Guindos, anunció el 9 de junio lo que casi todo el mundo daba por sentado: España anunció que pediría el rescate para parte de su banca.
Así, un bono sénior de Bankia emitido en abril de 2007 y con vencimiento en abril de 2014 se ha hundido un 13% respecto a los niveles de marzo, según los datos de Bloomberg. Otro de Catalunya Caixa que será devuelto en julio de 2015 marcó mínimos a finales de julio en el 89,4% del nominal frente al 96,6% del 26 de marzo. El caso más llamativo es el de una emisión de Novagalicia que expira en febrero de 2014 y que ha caído en unos pocos días más de un 12%. Su último precio es del 77,8% del nominal frente al casi 90% del inicio del mes.
Directiva europea
La Comisión Europea tiene pergeñada desde junio la directiva que regula cómo han de llevarse a cabo los procesos de reestructuración bancaria. En ella, se establece la jerarquía que deberá seguirse en el reparto de pérdidas cuando una entidad financiera sea rescatada. Los primeros son los accionistas; los segundos, los dueños de deuda subordinada e híbridos (como las preferentes); y, por último, los bonistas sénior.
El MoU español solo menciona explícitamente a los accionistas, a los titulares de deuda subordinada y a los de híbridos como aquellos que deberán asumir pérdidas, pero el mercado desconfía. Las agencias de calificación Fitch y Standard & Poor's han avivado el fuego: no descartan que los dueños de deuda de primera categoría también sufran impagos en su deuda y eventuales quitas.
Activos que hasta ahora se creían incorruptibles
El miedo de los inversores es tal que incluso las cédulas hipotecarias se están viendo afectadas. Este tipo de deuda estaba considerada hasta el momento como poco menos que incorruptible. "Ni siquiera en las cédulas hipotecarias griegas o portuguesas se han producido quitas", explica César Fernández, gestor de DWS, de Deutsche Bank. Pero su teórica seguridad no las ha blindado de las ventas. Por ejemplo, una cédula de Bankia con vencimiento en enero de 2015 paga un 9,2%. Lo nunca visto. El miedo a que sus dueños también puedan sufrir quitas ha detonado las órdenes de venta en estos activos, pese a que el proyecto de directiva sobre reestructuraciones bancarias excluye específicamente de eventuales pérdidas a las cédulas hipotecarias y a la deuda con vencimiento inferior a un mes. Aunque hayan sido emitidas por bancos rescatados.