Economía diseña contra reloj una estructura inédita para el 'banco malo'
Economía y las consultoras contratadas para el diseño del banco malo estudian estos días la fórmula para garantizar de forma eficaz la devolución de las ayudas europeas que permitirán aislar los activos tóxicos. El objetivo es crear un nuevo vehículo, sin precedentes en España, que dé al inversor privado la máxima seguridad jurídica y asegurar una financiación para la sociedad de activos que no contamine al Estado.
La concesión de un rescate europeo por hasta 100.000 millones de euros para la banca española, además del compromiso ineludible con la reducción del déficit y la adopción de nuevos ajustes presupuestarios, impone la creación de un banco malo en el que agrupar los activos tóxicos -los ligados al sector inmobiliario- de las entidades financieras que reciban tales ayudas. Y una vez acatada la directriz de Bruselas, urge el rápido diseño de esa sociedad de gestión de activos. El precio al que se transferirán los activos -y que determinará los recursos de capital que necesitarán las entidades-, la fórmula con la que podrá financiarse la sociedad y la estructura jurídica que adoptará para atraer el capital privado que facilite la venta del ladrillo son los aspectos en los que las consultoras contratadas por Economía trabajan estos días contrarreloj. El encargo responde a las dos premisas de partida con que surge el banco malo: un vehículo que libere a los bancos de sus activos tóxicos y que esté desvinculado del sector público, a pesar de que el FROB sea su principal accionista.
La consultora Alvarez & Marsal, junto con Nomura, PwC y Cuatrecasas -el grupo de asesores elegido por el FROB-, deberá tener listo un informe a más tardar el día 25 de este mes, aunque deberá trasladar antes los detalles a Economía, puesto que el Gobierno tiene previsto aprobar el día 24 un nuevo real decreto que articule el funcionamiento del banco malo. "La consigna dada por Economía es que esa sociedad funcione y ofrezca seguridad jurídica a los inversores", reconocen fuentes implicadas en su diseño. Y una de las principales trabas es dar con la fórmula jurídica a través de la que el banco malo pondrá en el mercado sus activos.
El banco malo tendrá en su accionariado a la entidad que le aporte los activos -para empezar los cuatro bancos nacionalizados, que englobarán en una única sociedad su ladrillo-, con una participación que necesariamente deberá ser minoritaria para garantizar su desvinculación de los activos tóxicos, y al FROB, que podría compartir el capital en una situación ideal con inversores privados, aunque fuentes financieras reconozcan con resignación que sea una fórmula que debe esperar en el tiempo.
Una vez constituido, la clave para que el diseño del banco malo sea eficiente es cómo se diseña para facilitar la venta de esos activos a los inversores institucionales. En definitiva, la fórmula con la que devolver el dinero público prestado. Y ahí es donde Economía está pisando un terreno desconocido hasta ahora. Para canalizar esas operaciones es necesario el diseño de una nueva figura jurídica, distinta a una institución de inversión colectiva, un fondo de capital riesgo, un fondo de titulización o de inversión libre. "Deberá ser una nueva categoría de fondo que haya que regular desde cero", reconocen en el sector, lo que añade complejidad al proceso. Una vez definida la fórmula a través de la que el banco malo colocará sus activos, hay qué concretar también el modo en que los inversores podrán venderlos, para lo que no se descarta incluir incentivos fiscales.
Financiación
Junto al diseño con el que atraer hacia el banco malo al capital privado, la estructura también debe contemplar cómo se financiará. El memorando de rescate a la banca prevé que esta sociedad de gestión de activos emita deuda, que a su vez pueda presentarse como colateral en el BCE. Si bien para cumplir con el objetivo de desvincular al banco malo del sector público, no tendrá la consideración de deuda del Estado, aunque sea deuda que deberá emitirse con garantía estatal, probablemente a través del FROB. En definitiva, un difícil entramado que debe estar listo en poco más de dos semanas.