Un clásico de la Bolsa latinoamericana
La gestora BlackRock dispone de uno de los fondos que pueden considerase clásicos dentro de la categoría de Bolsa emergente latinoamericana. Tiene uno de los historiales más largos (se lanzó en 1997 bajo Merrill Lynch) y un gran tamaño, ya que el patrimonio gestionado supera los 6.000 millones de dólares. Adicionalmente, su principal responsable, William Landers, lleva gestionando dentro de esta casa carteras de Bolsa latinoamericana desde 2002. Justo ahora hace una década.
El fondo ha disfrutado de un excelente comportamiento absoluto en el largo plazo, acorde a la clase de activo en la que invierte, ya que si uno toma precisamente la última década la plusvalía acumulada en euros supera el 450%. Sin embargo, como sucede no solo con la renta variable latinoamericana sino con los mercados emergentes en general, el acumulado de los últimos cinco años ha sido relativamente decepcionante, con una rentabilidad casi nula.
En términos relativos, con respecto a la media de la categoría o los índices de mercado como el MSCI EM Latin America, el fondo ha disfrutado de periodos de mejor comportamiento aunque también de periodos peores, como el último año y medio. Esto pone de relieve una vez más la dificultad de batir el mercado y cómo disponer de un equipo de gestión experimentado y con amplios recursos no es necesariamente garantía de éxito continuado e ilimitado. No obstante, el fondo sigue situándose entre los destacados en el largo plazo y disfruta de uno de los equipos más experimentados, estables y con mayores recursos de la categoría. William Landers, de nacionalidad brasileña y residente en el Estado de Nueva York, repasa algunos puntos de actualidad en la categoría y en la gestión del fondo.
En lo que respecta a la situación de los mercados bursátiles y de las economías de la región, Landers apunta a que en el último año las Bolsas han estado entre las que peor comportamiento relativo han tenido. Y eso a pesar de que no han existido problemas de liquidez o de deuda como en otras zonas y de que el desempeño macroeconómico en términos generales ha sido moderadamente positivo. El gestor espera que, cuando la situación económica en Europa se estabilice, las Bolsas latinoamericanas se sitúen entre las mejores, como fue el caso en el año 2008.
Otro argumento macro (el fondo incorpora este tipo de análisis en su gestión, más allá de una pura selección de valores) hace referencia al excesivo peso negativo que en su opinión ha venido teniendo la desaceleración observada en China y a nivel global. El gestor ilustra este punto mostrando estadísticas del volumen que las exportaciones tienen sobre el total del PIB en los principales países de la región. Efectivamente, estos porcentajes son bajos comparados con otras economías emergentes y desarrolladas (incluyendo el principal país de la región, Brasil), por lo que Landers defiende que son menos dependientes del ciclo económico global. Por el contrario, son economías donde el motor de crecimiento es principalmente doméstico y así espera que sea en los próximos años. Finalmente, el gestor recuerda la extensión de la democracia por toda la región y la estabilidad política que disfruta, lo que se traduce entre otras cosas en políticas monetarias y fiscales responsables y en un sector corporativo diversificado y bien gestionado.
Respecto a la gestión de fondo, Landers señala que ha reforzado el equipo con la incorporación de Andrea Weinberg, una experimentada analista que confía va a mejorar la capacidad de análisis del equipo. Andrea trabaja en Brasil, el mayor mercado con diferencia de la región y donde el fondo tiene más de un 60% de su patrimonio. La exposición al sector financiero ha sido uno de los detractores de rentabilidad del fondo en los últimos meses y explica en parte el peor comportamiento relativo de los últimos tiempos.
El gestor tiene confianza en volver a destacar dentro de la categoría. Para ello, espera que su posicionamiento ligeramente defensivo y enfocado hacia el crecimiento doméstico le favorezca. Ello se traduce en una sobreponderación en las telecomunicaciones (America Móvil es su principal apuesta) y consumo (la mexicana Femsa toma un 6% y es su mayor apuesta relativa) y en una infraponderación el sector de materias. No obstante, su principal posición en la cartera (cercana al 10% del fondo) es el gigante minero Vale, que espera se beneficie de la depreciación del dólar con respecto al real brasileño.