ADN de la banca vasca al rescate
El presidente de Bankia asume la ardua tarea de reflotar la entidad
El pasado mayo, José Ignacio Goirigolzarri recibió una tarea titánica: sacar a flote a una entidad, Bankia, cuya matriz acababa de ser nacionalizada con fuertes pérdidas. Este vasco de Bilbao, nacido en 1954, volvía así a la primera línea de la banca española y dejaba atrás sus años de prejubilación tras abandonar el puesto de consejero delegado de BBVA, del que salió en 2009.
Con una suculenta pensión como la suya, no muchos hubieran vuelto a la primera línea de la banca. Pero ahora consigue ser presidente de una entidad, algo que se le resistió en BBVA, donde muchos le señalaban como el delfín de Francisco González. El Gobierno -con la anuencia de los máximos responsables de Santander, BBVA y La Caixa- vio en él a la persona indicada para reflotar la entidad.
Y es que por las venas de Goiri, como se le conoce en el en el sector, corre sangre financiera. Licenciado en Empresariales por La Comercial de Deusto, comenzó su vida profesional en el Banco Bilbao, más tarde fusionado con el Banco de Vizcaya. En el seno del ya BBV fue impulsor del Libretón, un producto lanzado en 1990 para captar los ahorros de los españoles. En 2001 se convirtió en número dos de BBVA y en el máximo ejecutivo de la histórica banca vasca controlada por las familias de Neguri.
En Bankia se ha rodeado de algunos fieles procedentes de BBVA, como José Sevilla, Antonio Ortega o Juan Carlos Estepa (para el área de riesgos). Y en la matriz BFA le acompañan desde el mes de junio un reducido número de consejeros: sus fieles Sevilla y Ortega, junto a Alfredo Lafita, Joaquim Saurina (especialista en auditoría procedente de KPMG) y Miguel Crespo como secretario.