Bruselas rectifica en telefonía
La política de telecomunicaciones de la Comisión Europea acaba de dar un giro total que, además, pone fin a un largo e inadmisible periodo de incertidumbre en el sector. Tras años de aplicarlos, Bruselas dejará de imponer recortes en los precios mayoristas y llega al punto de reconocer que tal política no ha logrado generar la inversión en nuevas y modernas redes que esperaba conseguir.
Una vez más, los burócratas europeos han errado el tiro y han perdido un tiempo precioso para promover el desarrollo en un sector fundamental para el crecimiento de la vieja Europa. La comisaria europea de la Sociedad de la Información ha tenido que reconocer que "la experiencia muestra que rebajar los precios del acceso a la red de cobre no genera una mayor inversión en banda ancha ultrarrápida". Tal claudicación de un verdadero empeño de la holandesa Neelie Kroes no es más que la constatación de una enorme obviedad que, como poco, ha hecho perder oportunidades al desarrollo europeo por un infundado temor al comportamiento en competencia de antiguas empresas públicas. Garantizar el principio de no discriminación en el acceso de nuevas compañías a la red del operador principal está bien, pero siempre y cuando no se falsee la competencia precisamente por intentar salvaguardarla de forma errónea.