El rescate europeo a la banca obliga al sector a reforzar provisiones y solvencia
El Eurogrupo cerró ayer las condiciones del rescate de la banca española, con una exigencia de reestructuración para las entidades que reciban ayudas y un nuevo nivel de capital y provisiones para el sector. La ratificación del texto se prevé el 20 de julio y las primeras inyecciones de capital, después del verano.
Un mes después de que España admitiese a regañadientes la necesidad de ayuda europea para completar la recapitalización de una parte de su sector financiero llegan a su fin las negociaciones de ese rescate. Y desde ayer figura en un memorándum la letra pequeña, pero de grandes consecuencias, que deberá cumplir España a cambio de un préstamo de hasta 100.000 millones de euros.
La mayor parte de las condiciones afecta a las entidades financieras que necesiten una inyección de capital procedente del fondo de rescate europeo, las cuales se verán obligadas a someterse a una drástica reestructuración (con cierre de sucursales y reducción de personal incluidas) o a ser absorbidas por alguna otra entidad más solvente.
Pero las condiciones se extenderán también al conjunto del sector, al que Bruselas pretende imponer una supervisión mucho más estricta que limite la asunción de riesgos y obligue a mejorar los ratios de su solvencia, en línea con el 9% que se exige ahora a las entidades de mayor tamaño.
Y el rescate marcará, además, el umbral de provisiones que deberán mantener las entidades frente a posibles impagos, según admitió ayer el ministro de Economía, Luis de Guindos, antes de la reunión del Eurogrupo.
Estas provisiones asociadas al rescate podrían abocar a un nuevo decreto, tras los dos que a principios de este año obligaron al sector a aumentar las dotaciones genéricas para préstamos relacionados con el sector inmobiliario.
De Guindos intentó ayer restar importancia a estos requisitos. "No son especialmente significativos", señaló el ministro. Pero lo cierto es que han sido objeto de una larga negociación desde que el 9 de junio, en teleconferencia, el Eurogrupo arrancó a España la petición de ayuda.
Poco después, en una reunión presencial en Luxemburgo, el 22 de junio, los ministros dieron a su colega español un ultimátum de 72 horas para que presentase la solicitud formal de ayuda. Y desde el 25 de junio, fecha en que De Guindos cursó la petición, las negociaciones sobre las condiciones han continuado, siempre acuciadas por las prisas del Eurogrupo por cerrar el rescate de la banca española.
El atosigamiento entró ayer en su recta final, durante una reunión del Eurogrupo en Bruselas centrada especialmente en cerrar el Memorándum del rescate, un documento por el que el Gobierno de turno se compromete a cumplir las condiciones pactadas. Y en una negociación en paralelo se cerraba también la ampliación en un año (hasta 2014) del plazo para que el Gobierno de Mariano Rajoy cumpla el objetivo de déficit del 3%, aunque a cambio de nuevos ajustes y subidas de impuestos.
En el caso del memorándum de España, ayer ya había "un acuerdo general", según el ministro De Guindos. El texto quedaba a falta solo de los últimos retoques y de una aprobación formal que tendrá lugar el próximo 20 de julio, tras el proceso de ratificación del texto en cada uno de los 17 socios de la Unión Monetaria. En esa tramitación nacional aún se podría producir algún nuevo retraso en países como Holanda y, sobre todo, Finlandia. Helsinki exige al Gobierno avales bilaterales a cambio de su contribución al rescate a través del fondo europeo.
Una vez ratificado el memorándum, España podrá empezar a recibir los préstamos del fondo de rescate, aunque se espera que las recapitalizaciones más urgentes (Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia y Banco de Valencia) tengan lugar en otoño de este año y el resto, en la primavera de 2013.
España dispondrá de un plazo de devolución del préstamo de entre 15 y 30 años, con periodos de carencia, si las condiciones económicas lo requieren, de entre 5 y 10 años. El tipo de interés dependerá de lo que pague el fondo de rescate por colocar sus emisiones de deuda pero se espera que gire en torno al 4%, casi dos puntos por debajo de lo que paga el Tesoro español por sus propias emisiones.
El rescate también contempla la posibilidad de crear bancos malos o "compañías de gestión de activos inmobiliarios", como define el Ministerio de Economía a las sociedades en las que "se descargarán los activos dañados a un precio razonable".
Fuentes del Eurogrupo expresaron su confianza en que el cierre del rescate bancario devuelva la tranquilidad a los mercados bursátiles y calme la prima de riesgo española, a pesar de que ayer rozó cifras récord desde la creación del euro.
El rescate, sin embargo, lastra a España con una nueva deuda (que puede llegar a 10 puntos de PIB) de la que solo podrá librarse cuando se complete la unión bancaria y la zona euro cuente con un supervisor único vinculado al BCE. Fuentes del Eurogrupo reconocen que la negociación de ese nuevo mecanismo podría prolongarse durante meses y en ningún caso estará listo cuando se hagan las primeras inyecciones de capital en la banca española.