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La presión se concentra sobre el consejero delegado de Barclays

El Parlamento británico investigará a los bancos de la City por manipular el líbor

El primer ministro británico anunció ayer que el Parlamento abrirá una investigación sobre el escándalo de manipulación del tipo de interés interbancario que envuelve ya a una docena de entidades. El caso ha costado el cargo al presidente de Barclays, Marcus Agius, y peticiones de dimisión del consejero delegado, Bob Diamond.

Los acontecimientos de la última semana, evidenciando como lo hacen inaceptables normas de comportamiento dentro del banco, han asestado un golpe devastador a la reputación de Barclays", asumía ayer Marcus Agius al renunciar a la presidencia de la entidad, la segunda del país. "De verdad que lo siento", se despidió, asumiendo la máxima responsabilidad por la implicación del banco en un escándalo de manipulación del líbor y el Euríbor por la que el banco fue multado con 290 millones de libras (363 millones de euros) hace unos días. Un sacrificio programado -fue adelantado ya el domingo- suficiente para contener la hemorragia bursátil de la acción (que perdió un 17% la pasada semana y ganó un 3,41% ayer) pero que no bastó para calmar los airados ánimos de las autoridades y la opinión pública inglesas, que siguieron reclamando la cabeza del consejero delegado del grupo, Bob Diamond. La sospecha de que habría al menos una docena de entidades más implicadas llevó al primer ministro británico, David Cameron, a anunciar ayer una investigación parlamentaria.

"No hay nadie que lo sienta más, que esté más decepcionado y enojado por estos hechos que yo", escribió Diamond en una carta a los empleados de Barclays, citada por Bloomberg, en la que les comunicaba su intención de seguir al frente de la firma, con el respaldo de la cúpula. "Es mi responsabilidad llegar al fondo de esto y resolverlo", aseveró mientras se multiplicaban sus críticos.

"Debe renunciar. Tiene que irse. No hay sitio para gente como él si se puede volver a confiar en la banca en este país, si la banca británica va a restaurar su manchada reputación ante el mundo", denunciaba ayer el político laboralista John Mann, uno de los parlamentarios que ha llamado a declarar a Diamond, el miércoles, y Agius, el jueves, ante la comisión del Tesoro. La Autoridad de Servicios Financieros (FSA), a su vez, señaló que el de Barclays "no ha sido un caso aislado". Dicha amenaza -que el escándalo por el que ya se investiga también a Citigroup, HSBC, UBS o el Royal Bank of Scotland- siga extendiéndose por la City, llevó ayer al primer ministro británico a dar un paso más al frente.

Para empezar, adelantó Cameron, se llevará a cabo una investigación parlamentaria sobre las prácticas de la banca y una revisión de su normativa para lograr que "el sector financiero británico tenga las reglas más estrictas y transparentes". Acto seguido, el ministro de Economía , George Osborne, detalló que se revisará el método para fijar el líbor, hasta ahora en manos de un panel de bancos entre, los que se encuentra la filial británica de Banco Santander. Este índice no solo establece el interés de los préstamos interbancarios sino que es referencia para multitud de productos financieros a escala global, desde hipotecas a préstamos estudiantiles, por valor de unos 500 billones de dólares. Credit Suisse advierte que dichos créditos podrían encarecerse si se amplía el número de entidades que participan para fijar el líbor. Otra de las modificaciones anunciadas es que las sanciones impuestas a los bancos infractores, como la de Barclays, irán destinadas a la Hacienda Pública y no a los reguladores financieros.

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