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Columna
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Una propuesta llena de obstáculos

Italia y Francia proponen usar los fondos de rescate europeos para comprar deuda soberana en el mercado, en un intento de recuperar la confianza. Lo más probable es que serían usados por los acreedores para deshacerse de sus títulos.

El primer ministro italiano, Mario Monti, quiere que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) compren deuda soberana. Y el presidente francés afirma que vale la pena estudiarlo. Pero no es una idea nueva. Los fondos ya pueden comprar bonos en el mercado secundario. Pero los países necesitan pedirlo y aceptar algunas condiciones a cambio. La propuesta de Monti es más radical. Parece estar a favor de una disposición automática mediante la cual los fondos comprarían bonos cada vez que sus intereses se elevaran por encima de ciertos niveles. Eso podría convencer a los inversores de que no perderán dinero con la deuda soberana, y ayudaría a restaurar la confianza en los bonos españoles e italianos.

La propuesta necesitaría superar los obstáculos que ya tienen los fondos. Su capacidad es limitada: el FEEF puede prestar hasta 248.000 millones, y una vez que funcione el MEDE podrán hacerlo hasta 500.000. Hay que tener en cuenta los 100.000 millones prometidos para la recapitalización bancaria en España. Si los fondos no pueden ser incrementados o distribuidos de forma eficiente, los inversores temerán que la compra de bonos sea temporal, y se desharán de sus títulos.

Además, si se hace con poco entusiasmo las cosas podrán empeorar. El riesgo es que los bonos comprados por los fondos de rescate estarán protegidos en una reestructuración de deuda. El BCE mostró cómo puede hacerse en el canje de deuda griega. Y si una compra de bonos no funciona, Europa pasaría rápidamente al plan B, un rescate a España e Italia que conllevaría una reestructuración de deuda para los acreedores privados. Es una razón poderosa para que los inversores salgan corriendo. Si este tipo de compra de bonos es la única idea que los líderes de la UE pueden acordar en la próxima cumbre, podrían quedarse cortos de lo que querrán los inversores si se les convence de que la unión monetaria no va camino de la ruptura.

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