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Columna
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Optimismo nipón a corto plazo

Las caídas de las acciones japonesas parecen una ventana de oportunidad para los inversores. Pese a la parálisis política, la deuda del Gobierno y un envejecimiento de la población que hacen que el largo plazo del país sea sombrío, el corto plazo es brillante. La mayoría de los inversores ha sido demasiado pesimista con Japón. Mientras que el Nikkei 225 ha escalado un 28% en 2012, tuvo un rendimiento menor que el S&P 500 en 2011, y permanece por debajo de su relación precio/valor contable. En torno a una quinta parte de las empresas del índice cotizan doce veces por debajo de los ingresos proyectados para el año fiscal que termina el 31 de marzo.

Es cierto, el futuro de Japón es poco alentador. El Ejecutivo prevé que la población caerá un 30% en 50 años. Excepto una explosión de la natalidad, de la inmigración o de la innovación, su economía no crecerá mucho. Y con una deuda del doble del tamaño del PIB, el Gobierno encara una potencial crisis fiscal en menos de una década.

Pero esto no descarta un intermedio soleado. El FMI calcula que el PIB japonés crecerá un 1,7% este año. El consumo privado se recuperó tras el desastre del año pasado y los costes de capital crecen ya que las compañías compran acciones para reducir su vulnerabilidad ante futuros colapsos en los suministros. El gasto del Gobierno implicará otro impulso: Tokio gastará un 38% de sus 229.000 millones de dólares del plan de reconstrucción en 2013, buena noticia para las acciones que cotizan a niveles bajos.

Más prometedora es la cada vez más evidente recuperación en EE UU. Las ventas de coches volvieron a su nivel máximo en cuatro años el mes pasado. Pero lo que más juega a favor de las acciones japonesas es el yen. Después de convertirse en 2011 en un refugio seguro, ha caído un 8% contra el dólar desde enero. Las compañías niponas son menos vulnerables a las oscilaciones del yen de lo que muchos piensan, habiendo cubierto y deslocalizado la producción. Igual que un yen al alza hiere los ingresos, uno en caída debería impulsarlos. Eso deja margen para sorpresas en la temporada de resultados que empieza el próximo mes.

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