Misuri y Puerto Rico, dos mundos opuestos
E l martes, 13 de marzo, los medios de comunicación dieron por vencedor a Santorum. Las encuestas a pie de urna dijeron que Santorum había conseguido un mayor número de votos que sus contrincantes, seguido por Gingrich y, en tercer lugar, Romney. Adicionalmente al mayor porcentaje de votos, Santorum consiguió 100.000 dólares a través de internet, una hora después de conocerse los resultados, para financiar su campaña. Me dicen que Santorum rebosaba felicidad.
Curiosamente, durante esa misma hora, el perdedor Romney obtuvo 2 millones de dólares. A primera vista, parece extraño que quien quedó tercero, por número de votos en ambos estados, recaude 2 millones de dólares online, frente a los 100.000 dólares que recibió el victorioso Santorum. A no ser que aquellos que donaron los 2 millones de dólares a Romney tuvieran más y mejor información que los medios de comunicación que, inmediatamente, otorgaron la victoria a Santorum. Por ejemplo, este diario fue el único en España que, el mismo día 13, explicó que, además de en Alabama y en Misisipi, también había elecciones en Hawai y en la Samoa Americana. Tal y como anticipamos, Romney se llevó la mayoría de los delegados de estos dos olvidados estados.
¿Qué otorga la nominación presidencial: el número de votos o el de delegados? Respuesta: el número de delegados. En ese sentido, el ganador no fue Santorum, sino Romney. Este hombre consiguió el 13 de marzo 41 delegados versus los 35 de Santorum y los 24 de Gingrich. Romney ya ha ganado el 50% de los delegados repartidos hasta el momento y el 45% de los necesarios para obtener la nominación. La estrategia de Santorum se basa en ganar los corazones de los votantes con sus principios. Romney solo busca sumar más delegados. Y en cada elección que se celebra, su distancia en el número de delegados se agranda: tiene 495, Santorum, 252, Gingrich, 131, y Paul, 48.
Gingrich había dicho que, para él, ganar en Alabama y en Misisipi era "cuestión de vida o muerte". Según esto, ya le teníamos que haber enterrado. Sin embargo este político afirmó en la noche poselectoral: "Me mantendré hasta el final". Su plan es sencillo: mientras siga compitiendo, continuará robando delegados a sus oponentes, Romney y, sobre todo, Santorum. Gingrich quiere evitar que Romney se arrogue el mérito de la inevitabilidad de la victoria, impidiendo que consiga los 1.141 delegados necesarios antes de la convención republicana. Y, de paso, evitar que Santorum aparezca como el único candidato genuinamente conservador: en Alabama y Misisipi, Santorum y Gingrich, conservadores, consiguieron el 70% de los votos. En ambos estados, Romney obtuvo el apoyo de liberales, moderados, independientes e individuos con altos ingresos. El ganador Santorum fue votado por los muy conservadores y evangélicos: 8 de cada 10 en Misisipi; dos tercios en Alabama. Hoy hay 52 delegados en juego en Misuri, y mañana 23 en Puerto Rico.
En Misuri, Santorum juega con ventaja sureña, pero Romney necesita ganar más delegados para recuperar la imagen de líder que perdió en Alabama y Misisipi. Romney apelará al apoyo del votante culto y adinerado de las grandes urbes (St. Louis y Kansas City). Santorum recibirá mucho voto rural. Nadie da por ganador a Romney en Misuri: hay encuestas que dan la victoria a Santorum por 50, frente a Romney, 37. Otras, sitúan a Gingrich en cabeza con 43 versus 42 para Romney. Una tercera encuesta reparte juego: Gingrich, 30, Santorum, 28, Romney, 24 y Paul, 11. La CNN va tan lejos como para darle a Santorum el 55% y a Romney el 25%, basándose en unas primarias no vinculantes, ya celebradas. Me da la impresión de que Misuri no es tierra muy favorable a Romney sin embargo, hoy no habrá reparto obligatorio de delegados.
Ambos candidatos han hecho campaña en Puerto Rico -que pronto decidirá en referéndum si deja de ser estado asociado para convertirse en estado de pleno de derecho de la Unión-, apelando a un voto hispano necesario, pero históricamente despreciado por los republicanos: la primera condición para unirse a Estados Unidos, completa y jurídicamente, es que Puerto Rico deje de tener dos idiomas oficiales, abandone el castellano y se quede solo con el inglés. El aparato del partido en Puerto Rico está de parte de Romney. Quien gane en el estado hispano se lleva los 23 delegados. Estados Unidos tiene casi 50 millones de ciudadanos legales hispanos.
Jorge Díaz-Cardiel. Socio Director de Advice consultants. Autor de 'Obama y el liderazgo pragmático' y 'La reinvención de Obama'