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Atenas espera recibir hoy otro rescate

100 billones de dracmas para el viaje de Grecia a ninguna parte

La factura del viaje de Grecia a ninguna parte podría superar hoy los 300.000 millones de euros, más de 100 billones de unas antiguas dracmas que no dejan de cobrar actualidad. El Consejo de Ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) se reúne esta tarde en Bruselas (por cuarta vez desde principios de año) con el propósito de pactar un segundo rescate para el arruinado país.

Otros 130.000 millones de euros que se suman a los 73.000 millones desembolsados en el primer rescate y a los más de 100.000 millones en la condonación de deuda prevista por parte de los acreedores privados.La ingente cantidad de dinero gastada y por gastar solo ha servido hasta ahora para dar tiempo a que el sector financiero de la zona euro se blinde frente a las repercusiones del hundimiento definitivo de Grecia.

El aparente fracaso del rescate ha enconado los ánimas entre Atenas y el esto de capitales europeas y la cita de hoy, prevista para las 15.30 horas, llega marcada por una creciente tensión.

El tambaleante Gobierno de Lucas Papademos ha logrado a duras penas justificar los nuevos recortes exigidos por la troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional) por valor de 3.300 millones de euros. Pero el Eurogrupo sigue sin fiarse ni de la capacidad de Papademos para llevar a cabo esos recortes ni de su utilidad para recuperar la sostenibilidad de la deuda griega.

Los ministros exigirán hoy a su colega Evangelos Venizelos que renuncie prácticamente a la soberanía fiscal de su país y se someta a una tutela sin precedentes desde el exterior. Entre las medidas que se estudian figura la creación de una cuenta bancaria bloqueada en la que Grecia deberá depositar el servicio de la deuda (los intereses que debe a sus acreedores) como condición previa al pago de otras partidas de gasto presupuestario corriente.

'Grexit'

Atenas se resiste a esa prioridad absoluta de los acreedores sobre el salario de sus funcionarios o las pensiones de sus jubilados. Pero Alemania, secundada por países como Holanda y Finlandia, no parece dispuesta a seguir liberando fondos sin utilidad aparente y prefiere asumir el riesgo de una quiebra y probable salida de Grecia del euro.

El banco estadounidense Citigroup dobló la pasada semana (del 25% al 50%) la probabilidad de que el país abandone la moneda única e incluso la Unión Europea (escenario que describe con el acrónimo Grexit, a partir del nombre del país y la palabra salida en inglés). Frente al pánico que generaba esa posibilidad hace dos años, el banco estima ahora que "el impacto para el resto de la zona euro y del planeta sería negativo pero moderado".

La tranquilidad se debe en parte a que las entidades financieras (alemanas y francesas, sobre todo) han reducido su cartera de bonos griegos, que ha sido adquirida en buena parte por el BCE. Los acreedores internacionales ya solo tienen unos 80.000 millones de euros en deuda griega, un 60% menos que en 2009, según los datos del Banco de Pagos Internacionales, citados por Citigroup,

El BCE, además, ha apuntalado al sector con una inyección de medio billón de euros al 1% de interés y con tres años de vencimiento. A finales de este mes, Fráncfort prepara otra dosis que podría alcanzar el billón de euros en condiciones igual de ventajosas. Con tamaña liquidez, la banca europea se considera inmune a la esperada suspensión de pagos en Grecia.

El país heleno, en cambio, llega exangüe al final de dos años de un brutal ajuste presupuestario equivalente al 16% de su PIB, según los cálculos de la troika, que supervisa su política económica. El déficit primario (antes de los intereses de la deuda) se ha reducido en 20.000 millones de euros, pero tan descomunal esfuerzo ha destrozado la economía de un país ya paupérrimo de por sí.

Grecia arrastra ya una contracción del PIB acumulada del 15% tras tres años de recesión y un comienzo de 2012 que apunta a una caída aún mayor. Un interminable calvario que, para colmo, solo parece conducir hacia el dracma.

El Gobierno de Papademos impondrá la quita por ley a los acreedores que se resistan

El canje de deuda griega por nuevos títulos, con una pérdida estimada para el inversor del 50%, se realizará entre el 8 y el 11 de marzo, según indicó el sábado un funcionario del Gobierno de Lucas Papademos.Atenas ha negociado la quita con representantes del sector bancario (a través del Instituto de Finanzas Internacionales, una suerte de patronal mundial de la banca) y espera que el canje afecte a bonos por un valor de 200.000 millones de euros. Pero ante la previsible resistencia de algunos acreedores, el Gobierno de Papademos aprobará la próxima semana la legislación necesaria para imponer la quita. Para ello, introducirá las llamadas "cláusulas de acción colectiva", que suprimen el derecho de los acreedores a vetar una reestructuración de la deuda. Al parecer, el Banco Central Europeo, que dispone de bonos griegos por un valor estimado de 50.000 millones, habría negociado con Atenas la exclusión de esa quita obligatoria. Pero otros inversores no podrán librarse tan fácilmente. Sobre todo, porque la mayoría de la deuda pública griega está emitida bajo la ley de ese país, lo que permite al Gobierno griego modificar las condiciones unilateralmente. Citigroup calcula que solo una cuarta parte de los 360.000 millones de deuda griega está emitida bajo legislación extranjera (británica, mayoritariamente). Porcentaje que incluye los préstamos de la zona euro y el FMI, por lo que solo el 7% de los inversores privados podría librarse.

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