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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los mercados conceden un respiro

Los mercados vivieron ayer una jornada de una actividad y efervescencia que hacía mucho tiempo que no se presenciaba. Tras los buenos resultados cosechados en las últimas colocaciones del Tesoro público, el turno ha pasado a las grandes empresas, que han decidido aprovechar el tirón y apostar por realizar emisiones de deuda nueva. BBVA, Banesto, Telefónica y Repsol colocaron ayer en total 4.250 millones de euros y lo hicieron a unos costes considerablemente menores a los soportados durante los últimos meses, gracias a una demanda que superó con creces lo esperado. Las cuatro han seguido así el camino inaugurado la semana pasada por Santander -que emitió exitosamente cédulas a tres años- y el lunes por Sabadell y han logrado lo que parecía casi una quimera: reabrir el mercado de capitales en España y despertar una muy buena acogida entre los inversores extranjeros, tras la dura travesía en el desierto que se ha vivido en materia de financiación durante los últimos dos años.

Si bien es cierto que esa efervescencia no ha sido exclusiva de nuestro país -ayer se realizaron numerosas emisiones a plazos largos en toda Europa con buenos resultados-, no hay duda de que la percepción de los inversores respecto a la imagen de España ha cambiado radicalmente. La política seguida por el Banco Central Europeo, en especial la barra de liquidez que el organismo abrió el pasado mes de diciembre, tiene mucho que ver con esta nueva etapa de calma y afabilidad en los mercados. Pero sería absurdo negar que algo ha cambiado en materia de confianza respecto a la gestión de la economía española, tras las primeras medidas de choque adoptadas por el nuevo Ejecutivo popular.

Prueba de ese efecto es la recepción de que han gozado los bonos españoles en las últimas cuatro subastas de deuda celebradas a lo largo del mes de enero, así como en la del pasado 2 de febrero, gracias a las cuales el Tesoro ha colocado 28.000 millones de euros. Una acogida que ayer se trasladaba no solo a las empresas, sino también a las comunidades autónomas, que aprovechaban la buena racha y receptividad del mercado para vender deuda por medio de colocaciones privadas.

Todo ello supone una buena noticia, pero es solo un principio. El reto ahora es que el abaratamiento de la financiación no se quede en esa primera línea de fuego y avance poco a poco y sin retrocesos. Para ello es necesario que el Gobierno mantenga su pulso reformador y continúe lanzando mensajes que despierten la confianza hacia España. Ese objetivo implica hacer efectiva sobre el terreno la reforma financiera y no perder la oportunidad de presentar -el viernes en Consejo de Ministros- una reforma laboral profunda y sin complejos.

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Jacobo Martínez Pérez de Espinosa

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