El coste de financiación de España se abarata un 24% en 19 días
El rendimiento de la deuda española a 10 años alcanzó el 6,8% el pasado 17 de noviembre, cuando hoy ha llegado a situarse en el 5,1%, aunque ha terminado en el 5,2%. La prima de riesgo ha mejorado desde entonces en unos 200 puntos.
La semana de las elecciones generales en España saltaron todas las alarmas. La subasta del 17 de noviembre fue fatídica, el Tesoro se vio obligado a pagar casi el 7% por la deuda 10 años -el mayor coste desde 1997- y la prima de riesgo sembró el pánico al superar el umbral de los 500 puntos básicos. Fue por una cuestión técnica, pero el miedo de los inversores fue real.
El triunfo del Partido Popular por mayoría absoluta no contribuyó a aplacar a los inversores, la victoria estaba más que descontada. Las idas y venidas sobre el papel del FMI en la crisis, las negativas de Alemania a ampliar las compras de deuda soberana por el BCE y la incertidumbre sobre una eventual zona euro a dos velocidades no contribuyeron a mejorar la situación.
El 23 de noviembre, el Tesoro español colocó cerca de 3.000 millones en letras a tres y seis meses a un tipo de interés superior al 5%, de nuevo la rentabilidad más elevada en 14 años. Los expertos alertaban de que esos costes de financiación eran insostenibles de cara al medio plazo, y fue entonces cuando comenzó a sonar la necesidad de una eventual intervención inmediata. A poder ser del BCE con compras masivas de deuda o, en su defecto, de la mano del FMI, a través de una línea de crédito.
Los cambios se produjeron a partir del lunes 28 de noviembre, después de que ese fin de semana la prensa germana adelantara la disposición de Berlín a dar más capacidad al banco central para aliviar la presión sobre los países periféricos. La moneda de cambio de Alemania sería más unión fiscal y un compromiso decisivo con la austeridad.
Sin embargo, la noticia que provocó un giro de 180 grados en el mercado de deuda llegó unos días más tarde, con la acción coordinada de los principales bancos centrales del planeta, comandados por el BCE y la Fed. Anunciaron un acuerdo para abaratar y extender en el tiempo la financiación ilimitada en dólares para la banca.
El mensaje de Draghi, Bernanke y sus colegas era muy claro: disponen de herramientas adicionales para luchar contra la sequía de liquidez y están preparados para utilizarlas si es preciso. El acuerdo de Merkel y Sarkozy para refundar la zona euro sobre la base de una austeridad prusiana hecho público ayer también tuvo una acogida positiva en los mercados.
La rentabilidad del bono español a 10 años ha recobrado cierta normalidad, ha llegado a situarse en el 5,1%, aunque ha terminado en el 5,2%, en cualquier caso niveles de comienzos del ejercicio. La caída ha sido de 160 puntos básicos, equivalentes a un 23,5%, en menos de 20 días. También en el resto de los plazos de la curva de tipos, la deuda se ha apretado el cinturón. El bono a cinco años paga en el secundario un 4,7%, frente al récord del 6,4% de hace unos días. El dos años, por su parte,está en el 4%, cuando se había llegado a poner al 6,1%.
Los inversores que compraron en el punto álgido de tensión han acumulado un suculento premio. Los que entraron directamente en la famosa subasta del 17 de noviembre acumulan unas plusvalías latentes cercanas al 12%. El nominal de la emisión, que vence el 31 de diciembre de 2022, se sitúa actualmente en el 102,6%, cuando se colocó a un precio medio del 92%.