Bienvenidos al norte
Un virus recorre Europa sin que por ahora se haya encontrado su cura. Comenzó al Este, en Grecia. Se extendió al Noroeste, con Irlanda, y al Sudoeste, con Portugal, España e Italia. Y ahora el virus amenaza la zona central del continente y de la Unión Europea: Francia. Las agencias de calificación crediticia han fijado su radar en el país galo y no sería de extrañar que sufra una rebaja de rating en el corto plazo. Un movimiento que sacudiría de nuevo los cimientos de la Unión Monetaria Europea y avivaría el fuego en los mercados de deuda soberana.
Este previsible escenario devuelve a los líderes europeos a la lucha contra el reloj de arena, mientras que pone a los inversores en una nueva encrucijada. La deuda soberana europea continúa en entredicho, con solo un país de la eurozona en una situación sólida: Alemania. Al otro lado del Atlántico, Estados Unidos también ha perdido fuerza después de la rebaja de su rating.
Entonces, ¿qué opciones tiene el inversor? ¿Aceptar sin más la caída en la calidad de sus carteras? ¿Apostarlo todo a un solo caballo alemán? ¿Liarse la manta a la cabeza e invertir en deuda soberana emergente?
Ninguna de las tres opciones parece una vacuna frente al virus. Pero se abre otra puerta más para los inversores: la de los países nórdicos. Frente a la imagen de países inhóspitos, fríos y sombríos, esta región presenta una situación inusitadamente cálida en Europa. Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca viven un bonito momento económico. Se prevé, por ejemplo, que Suecia crezca un 4,2% este año y Finlandia, un 3,4%.
Las cuatro economías nórdicas tienen la máxima calificación crediticia (triple A). Noruega, Finlandia y Suecia están, además, entre los cinco países considerados más seguros por los inversores -de acuerdo con la cotización de sus CDS (credit default swap) o seguros frente al impago de deuda-. Y, salvo Finlandia, todos son independientes de Europa desde el punto de vista monetario: pueden adecuar los tipos de interés a su situación real, tienen potestad de decisión sobre sus divisas y pueden dirigir su rumbo.
Un rumbo, hasta la fecha, muy favorable. Tras la crisis de principios de la década de los 90, las cuatro economías acometieron profundas reformas estructurales en todos los ámbitos sociales y económicos que les sirvieron como paraguas cuando arreció la tormenta financiera en el año 2008.
Cuentan con una fuerte diversificación económica, empresas líderes en tecnología e innovación, un fuerte carácter industrial y exportador, etc. Tienen un alto grado de sofisticación financiera y una alta transparencia en sus instituciones y Administraciones públicas. Son líderes mundiales en cuanto a educación y cuentan con uno de los más sólidos y asentados Estados del bienestar.
Y todo ello sin apenas deuda de la que preocuparse. Noruega es, junto con Suiza, el único país europeo que puede presumir de superávit fiscal. Suecia está cerca de lograrlo, mientras que en Finlandia y Dinamarca el déficit no llega al 10% sobre el producto interior bruto.
Sus mercados de renta fija son un reflejo de esta situación. Muy sofisticados, con un tamaño mediano en comparación con Estados Unidos o el conjunto de la eurozona, pero con una buena diversificación. Noruega, por ejemplo, apenas tiene deuda soberana dado el sólido estado de sus finanzas públicas.
Por el contrario, los bancos (que no han sufrido el contagio de la crisis subprime ni las restricciones de liquidez) y las compañías industriales son los principales emisores de un mercado que alcanza los 210.000 millones de euros. En el caso sueco, con emisiones que suman 240.000 millones de euros, hay una mayor presencia de deuda estatal. Además, se trata de la quinta mayor plaza de bonos convertibles de toda Europa.
Son solo algunos datos que dan fe del buen momento que atraviesa la región nórdica. En vez de quedarse en casa, inmóviles, esperando que el virus ataque nuestras carteras, puede ser un momento propicio para buscar una vacuna en una zona que, aunque esté muy al Norte y sea fría, puede dar más calor y seguridad a las inversiones.
Edelweis Kolp. Especialista de producto de Nordea