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Turismo

El botones no quiere propina, sino que cierre el grifo

Las grandes cadenas hoteleras apuestan en sus nuevos establecimientos por la sostenibilidad y el consumo responsable

Soy Joana Min, su asistente personal. Pronunciando mi nombre a través de cualquier comunicador, me tendrá a su disposición. En la zona de descanso y baño hay equipos que recogerán datos sobre su salud, peso, ritmo cardiaco y tensión". Estas palabras salen de una imagen proyectada en el espejo de la habitación de un hotel. Parece estar suspendida, como si fuera un holograma. No hay cables, ni láser, ni teclados. Basta con pulsar en el cristal para que la imagen informe sobre museos o el pronóstico del tiempo.

Es el hotel Universe, el mejor ejemplo de lo que serán los hoteles del futuro. "Muestra las tendencias del producto hotelero para los próximos años", dicen Jesús Felipe Gallego y Vilma Sarraff, presidente y directora respectivamente de la empresa española Asehs-Aidetur, que capitanea este proyecto presentado en 2008 en la Feria Internacional Hostelco en Barcelona. Además es responsable de la primera norma y marca de garantía registrada de hoteles sostenibles. "Hemos imaginado el hotel en el año 2050", aseguran.

Cuando se construya, el hotel incorporará todos los avances en bioconstrucción. Su cubierta serán paneles que recogen la energía solar y las corrientes de aire y las transforman en energía. Los materiales pueden pasar de opacos a traslúcidos y proyectar imágenes y colores adaptándose al estado de ánimo del cliente. Universe es, de momento, una realidad virtual, una hoja de ruta.

El futuro del sector hotelero pasa, sin condiciones, por la innovación tecnológica, el ahorro energético y la sostenibilidad. Y, sobre todo, para que la industria turística española, que representa más del 11% del PIB y del empleo nacional, siga siendo un referente mundial.

Otro de los proyectos que están abriendo el camino es Thofu, un hotel piloto que estará listo en 2020 (al que el Ministerio de Ciencia e Innovación ha concedido 11 millones de euros), que desarrolla un consorcio de 33 entidades españolas y que coordina el grupo Gesfor. Se investiga un hotel capaz de identificar al cliente: si es inversor de Bolsa, por ejemplo, tendrá las cotizaciones en el espejo del baño. Además, las habitaciones tendrán sistemas de reconocimiento (rasgos faciales o corporales) para detectar el estado de ánimo del huésped. Se baraja la posibilidad de que se construya en Canarias.

Antes fue el hotel inteligente desarrollado por el CSIC en Oviedo, que es capaz de ahorrar un 50% de energía y cuya construcción acabó en 2009, señala Domingo Guinea, investigador de la agencia estatal. Por falta de financiación, permanece cerrado, aunque está preparado para que robots de cortesía saluden al cliente e identifiquen al personal y a los visitantes, entre otras muchas innovaciones.

Y es que la crisis y la reticencia a innovar entorpecen. "El futuro del sector pasa por hacer hoteles más eficientes, en los que las energías renovables tengan protagonismo. Una buena gestión energética contribuye a aumentar la competitividad", indica Juan Molas, presidente del Instituto Técnico Hotelero (ITH) y la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT).

CONSUMO CONTROLADO

Hace un año que NH Hoteles puso en marcha un proyecto piloto creando dos prototipos de habitaciones en el NH Eurobuilding de Madrid, equipadas con las últimas tecnologías para monitorizar en tiempo real los consumos hídricos y lumínicos de sus clientes. Estas estancias permitirán a la cadena diseñar la habitación del futuro.

Al final de cada estancia, si el consumo energético del cliente, que desconoce tal experimento, está por debajo de la media, se le premia con puntos en la tarjeta NH Club, dice Luis Ortega, director de ingeniería y medioambiente de NH Hoteles. "Uno de los costes más importantes de un hotel es la energía, y si eres capaz de reducir esa partida, puedes ajustar precios y ser más competitivo", explica. En cada nuevo hotel o renovación la cadena incorpora una innovación tecnológica. En tres semanas abre el hotel La Perdiz, en La Carolina (Jaén), que estrena una planta de biomasa. El grupo cuenta además con 50 puntos de recarga de vehículos eléctricos en sus aparcamientos que se alimentan de la energía generada por los ascensores.

"Los clientes son cada vez más sensibles a la sostenibilidad. Comienza a emerger un cliente sostenible, especialmente en el norte de Europa, que tiene en cuenta como un valor añadido la sostenibilidad de un hotel", dice Molas. El 47% de los turistas lo hacen, según la última encuesta realizada por Trip Advisor. Además, "ciertos mercados, como el británico y el alemán, dan mucha importancia al tema ecológico", aseguran en Barceló Hotels & Resorts.

En esta cadena, los establecimientos que se renuevan siguen los parámetros de ahorro energético, reciclaje de residuos, formación de empleados y recuperación de ecosistemas. Ejemplo de su política medioambiental son tres hoteles que han instalado calderas de biomasa que generan energía a través de la combustión de huesos de aceituna. Son el hotel La Bobadilla (Granada), donde se ha reducido el 80% de las emisiones de CO2. Y los de Punta Umbría y Huelva, donde se espera reducir el consumo de gas hasta un 15% anual.

Meliá Hotels International tiene su Proyecto Save, con 200 hoteles acogidos, que ha permitido reducciones anuales del 3,7% de kilogramos de CO2 por estancia y del 7,7% de metros cúbicos de consumo de agua entre 2007 y 2010. El hotel Gran Meliá Palacio de Isora, en Tenerife, es uno de los más representativos. Se abastece de energía geotérmica, obtiene agua potable mediante una desaladora y dispone de su propia planta de depuración de aguas residuales.

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