Pemex podría incurrir en un conflicto de interés en Latinoamérica
Pemex podría incurrir en un conflicto de interés en algunas de las decisiones que adopte el consejo de administración de Repsol respecto a su negocio en Latinoamérica, según algunos expertos en gobierno corporativo consultados.
Este conflicto surge de la condición de Pemex de competidor directo de Repsol y de su nueva posición en el consejo de la compañía, en la que pasaría de contar con un consejero, José Manuel Carrera, y una representación institucional al integrarse en un bloque de cuatro consejeros y mayor peso en el órgano rector.
Los expertos consideran además que la sindicación de las acciones con Sacyr -hasta el 29,8%- no tendría por qué procurar más consejeros ninguna de las compañías, que ya cuentan con cuatro asientos en el órgano rector de la petrolera.
Conforme a las recomendaciones de buen gobierno, Repsol haría bien en mantener sus ocho consejeros independientes, y dentro del margen para los dominicales habría que repartir seis asientos, dos de ellos para La Caixa. Pese a ello, Sacyr y Pemex han expresado su deseo de "contar con una representación acorde con su participación en el capital social de la compañía".
Sobre el conflicto de interés, las reglas acerca de operaciones vinculadas recogidas en los códigos de buen gobierno podrían incluso obligar a Pemex a ausentarse del consejo cuando se traten algunos asuntos. Para ello, será clave la participación de los consejeros independientes a la hora de valorar las materias controvertidas.
En la sindicación de participaciones entre Sacyr y Pemex, los expertos hacen algunas recomendaciones sobre buen gobierno y expresan también algunas reticencias de carácter jurídico, entre ellas la del posible fraude de ley en que podrían incurrir los socios si toman el control de la petrolera sin haber lanzado antes una opa.
En todo caso, advierten de que el tiempo decidirá si la alianza entre la constructora y la petrolera mexicana les aporta un peso suficiente para equivaler a un cambio de control o si, por el contrario, queda limitada al perfil de accionistas minoritarios.
Interés particular y societario
Los expertos coinciden en que los sindicados deben cuidar especialmente el encaje entre sus intereses particulares y los de la petrolera, ya que de lo contrario podrían incluso incurrir en un delito.
Si bien en las juntas de accionistas cada socio tiene derecho a velar por su interés y reclamar con la mayor contundencia políticas como las mejoras de dividendo, en los consejos de administración existe un compromiso de defensa de la empresa. La dirección de Repsol, señalan, podría utilizar este frente para atacar a los socios sindicados.
Por otro lado, los expertos indican que, una vez adquirido el 29,8%, Sacyr y Pemex tendrían capacidad para convocar una junta de accionistas y proponer el cambio en la dirección de la petrolera. No obstante, advierten de los riesgos de esta decisión si antes no se han garantizado no solo un apoyo mayoritario, sino también una buena acogida de la decisión entre la masa accionarial.