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Expectación sobre la respuesta de las Bolsas a la decisión de S&P sobre EE UU

Recetas para que los mercados se relajen

Las Bolsas están en caída libre y nada parece aliviar su tensión. ¿Qué hace falta para drenar la sangría en los parqués? ¿Qué necesitan los mercados para relajarse? Cinco son las recetas contra el miedo y la confusión.

El miedo hunde las Bolsas
El miedo hunde las BolsasThinkstock

Las Bolsas están sumidas en una espiral convulsa. Hace ya varias semanas que la incertidumbre es un invitado no deseado en los mercados, preocupados por las amenazas a la recuperación. Pero ha sido estos últimos días cuando se han avivado los temores y los ataques especulativos a las deudas soberanas de los periféricos, especialmente España e Italia, han desatado la debacle bursátil.

Pérdidas generalizadas en los parqués, primas de riesgo disparadas, extrema volatilidad...Lejos de aliviarse, la tensión en los mercados y la crisis de deuda arrecian y todavía está por vez el próximo lunes la reacción de los índices mundiales a la decisión de S&P de rebajar la calificación de la deuda de EE UU, que ya no forma parte del club de la triple A.

Hasta ahora, cualquier intento por devolver la tranquilidad a los mercados financieros ha sido en vano. Ni los acuerdos político-económicos, ni el adelanto de elecciones, ni los mensajes de apoyo han surtido efecto. El pacto entre demócratas y republicanos en EE UU, aunque 'in extremis', logró evitar la quiebra de la primera economía mundial. Pero los mercados lo consideraron un parche. El anuncio del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, de un adelanto electoral para "proyectar certidumbre" no logró contrarrestar la presión de Moody's, que puso en negativa la perspectiva de España. Los esfuerzos que la zona euro ha hecho para salvar las economías con problemas y el apoyo que desde Bruselas se ha brindado a los países bajo sospecha también parecen insuficientes.

La realidad es que el nerviosismo sigue dominando a los inversores, que parecen solo tener ojos para los malos datos económicos y los persistentes riesgos de contagio. ¿Qué hace falta entonces para drenar la sangría en las Bolsas? ¿Qué necesitan los mercados financieros para aliviar las turbulencias? ¿Cuál es la receta frente al miedo y la confusión?

1. Alejar los temores a una recaída en la recesión: El miedo a que casi cuatro años después de empezar la crisis haya una recaída en la recesión eclipsa los mercados. Los últimos indicadores que llegan desde Estados Unidos -ISM manufacturero, gasto de los consumidores, PIB del primer trimestre- apuntan a un deterioro económico peor de lo esperado. A esto se suman las dificultades que ha tenido el país para alcanzar un acuerdo convincente para elevar su techo de deuda y reducir su déficit.

El pesimismo se ha extendido rápidamente a Europa y se han minado las esperanzas de una salida de la crisis sin complicaciones. Pero muchos expertos insisten en que la debilidad de la recuperación no implica necesariamente una vuelva la recesión. "Los movimientos recientes en los mercados responden más al pánico inversor que a una valoración real de las perspectivas globales", apunta Dave Fishwich, de M&G Investments.

Además, el varapalo de Standard & Poor's, que ha degradado la nota de EE UU un escalón, de AAA ha AA+, es limitado. José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, asegura que perder la triple A no implica técnicamente nada, "ya que hasta A la probabilidad de que EE UU incumpla pagos sigue próxima a cero". "La clave es si esta rebaja política sirve para provocar la reacción y se ataca de una vez el déficit público estructural que es desproporcionado y la principal amenaza a largo plazo de EE UU", sostiene.

No obstante, Díez afirma en declaraciones a televisión que "los mercados castigan las rebajas de nota" y en el lunes "las Bolsas caerán más que en las últimas semanas y la oleada llegará a Europa".

2. Culminar los acuerdos del Eurogrupo: Implementar, y si es posible de forma rápida y efectiva, los acuerdos surgidos de la cumbre del pasado 21 de julio restauraría en gran parte la confianza en la economía de los países de la zona euro. Se demostraría igualmente a los mercados la capacidad de la Unión Europea para actuar en bloque.

Desde Bruselas, el BCE y algunos estados miembros se ha insistido estos días en la necesidad de llevar a cabo cuanto antes las medidas aprobadas para garantizar la estabilidad del euro, entre ellas la flexibilidad del fondo de rescate europeo para comprar deuda en los mercados secundarios y conceder préstamos a los países en apuros. De esta forma, podrían quedar satisfechos algunos de los inversores que ven poco concreto el segundo rescate a Grecia.

Asimismo, la CE presiona para que los países apliquen sus respectivas reformas para atajar la crisis y se puedan ver pronto sus efectos. España e Italia, especialmente asediados por los mercados, con su prima de riesgo en máximos, ya han tomado medidas para convencer de que su compromiso es firme. Italia acaba de anunciar que adelanta un año el equilibrio fiscal y España ha dejado claro que su objetivo de reducción del déficit y ha anunciado nuevas medidas de ajuste en el próximo Consejo de Ministros el 19 de agosto. Si ambos países son capaces de cumplir las condiciones que se les exige, es posible que una situación límite el BCE intervenga en los mercados de deuda para echar un cable.

3. Efectividad de los instrumentos de gestión de crisis: Barroso alerta de que la incertidumbre ya no afecta solamente a los países periféricos del euro y pide una ampliación del fondo de rescate para mejorar su eficacia y posibles contagios. Dotado actualmente de 440.000 millones, el presidente de la CE sugiere que su tamaño no sería suficiente para hacer frente a nuevos rescates, tras los de Irlanda, Grecia y Portugal.

Los actuales fondos de rescate estarán bajo presión si el bloque se ve obligado a intervenir a Italia o España, situación que por otro lado descarta de plano.

4. Claridad en los mensajes: Lo último que le hace falta a los mercados en estos momentos son mensajes ambiguos y confusos. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, pecó el pasado jueves en su comparecencia ante los medios de comunicación de lanzar mensajes a medias. Trichet anunció que se retomaba el programa de compra de bonos por primera vez desde el pasado mes de marzo, pero no fue claro sobre si iba a comprar deuda de España e Italia, en ese momento los países más perjudicados. Corrió el rumor de que efectivamente estaba adquiriendo deuda de Irlanda y Portugal, países ya rescatados, y perdió toda credibilidad ante los mercados, que respondieron con abultadas caídas.

5. Medidas extraordinarias de calado: El mercado esperaba mucho del BCE el pasado jueves y su intervención se quedó corta. Recuperó dos medidas anticrisis. Por un lado, la compra de bonos de países periféricos y, por otro, la facilidad de liquidez a la banca con una inyección de a seis meses el próximo 11 de agosto. Pero las Bolsas consideraron que el apoyo a la vapuleada deuda europea no era el suficiente.

"El BCE es el único que tiene la posibilidad de intervenir de forma efectiva y todavía nadie entiende por qué no ha salido a comprar bonos", apunta Díez.

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