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Javier García. Vicepresidente del grupo Lilly

"La industria española falla en la comercialización"

El responsable de desarrollo de negocio del gigante estadounidense considera que España debe apostar de manera firme por la creación de hubs en el sector biotecnológico

"La industria española falla en la comercialización"
"La industria española falla en la comercialización"

Tras más de 15 años afincado en la sede corporativa de EE UU, el vicepresidente de Eli Lilly and Company pilotará el desarrollo de negocio del grupo desde España. Con una facturación de más de 16.000 millones de euros y un incremento de los ingresos del 17%, al gigante farmacéutico no le preocupa la leve caída del mercado en España. La experiencia de Javier García al otro lado del Atlántico y su constante contacto con Europa del norte y Japón le aportan una visión única del sector.

El gasto farmacéutico en España, como en otros países europeos, se está contrayendo (un 2,3% en 2010, según la patronal). ¿Cómo altera eso las perspectivas de negocio?

Desde el punto de vista de la comercialización no hemos cambiado nuestro planteamiento: creemos que los productos innovadores tienen que se accesibles. Y somos muy buenos en nuestras áreas de especialización (cardiovascular, oncología, diabetes y sistema nervioso central). Otra cosa es el capítulo de financiación. Es un buen momento para plantearse nuevos mecanismos, como métodos público-privados. El Ministerio de Sanidad está apoyando mucho estas ideas, habrá que ver en qué quedan. España no puede renunciar a una industria biotecnológica potente.

¿Qué le falta a España para poder desarrollar una buena industria?

Aquí hay excelentes científicos, de eso no hay duda. Pero falla la comercialización. Uno de los mayores problemas que he detectado es que muchas veces no se sabe trasladar una molécula al mercado. En eso vamos retrasados respecto a otros países. También tenemos una falta de concentración de recursos, la industria esta muy diseminada. No hay hubs, las comunidades autónomas deberían especializarse. También hay gran falta de visibilidad: los inversores no le ven el rendimiento al sector, y eso hace que el capital acabe en otro lado. La banca española debería tomar un rol mas activo, como en EE UU, en Suiza o Alemania.

La inversión pública española en I+D (957 millones de euros en 2010) es cinco veces menor a la alemana o la francesa. ¿Cómo se puede competir contra eso?

Es muy importante comprobar que el dinero revierta en proyectos comercialmente viables. Si se obtuviesen resultados en proyectos subvencionados, se atraería dinero privado al sector.

España aprobó el año pasado dos reales decretos para rebajar los precios de los fármacos. ¿Qué pueden hacer ustedes contra ello?

En los años noventa hubo en Europa una gran salida de la industria farmacéutica, porque empezó a haber un control brutal de precios. Se optó por ir a EE UU porque el retorno de la inversión era mejor. Si se tocan los precios al final se merma la innovación futura. Los desarrollos cada vez son mas costosos. No menos de 1.000 millones de dólares y diez años de tiempo por molécula.

De seguir adelante las políticas de control del gasto en Europa, ¿podría producirse una segunda estampida de las compañías?

Solo hace falta mirar al mercado en Europa. El número de empresas que han decidido no seguir invirtiendo es muy grande. En los últimos seis meses muchas compañías han salido de Inglaterra y Alemania, dos de las potencias europeas. Europa está en un momento muy delicado, en el que tiene que decidir qué modelo de crecimiento quiere.

¿Contemplan la posibilidad de reducciones de precio para estimular la demanda?

Las bajadas de precio se dan cuando los medicamentos pierden la patente, así está estructurado el modelo en el que trabajamos. Nosotros fabricamos medicamentos innovadores, que marcan la diferencia. Los médicos seguirán tirando de nuestros productos.

Varias comunidades autónomas están limitando la libertad de prescripción médica...

¿Y cómo sabe la Administración qué fármaco es mejor? No se puede cambiar de repente las reglas del juego. La industria no está dispuesta a gastarse miles de millones para que luego solo se tenga en cuenta la diferencia de precio o el supuesto criterio del Gobierno.

"Es imposible tener siempre las mejores ideas"

García está convencido de que la industria farmacéutica debe dar un paso adelante. "Debemos ser mucho más eficientes. Tradicionalmente, las grandes farmacéuticas han dominado el mercado y todas las fases de desarrollo de las nuevas moléculas, tanto a nivel de laboratorio y preclínica como en los grandes estudios clínicos". Dada la dispersión de conocimiento en el globo, hoy resulta más eficiente fragmentar los procesos, algo que Lilly está empezando a hacer y que, según García, acabará siendo norma."Ya no somos eficientes en todas las fases de desarrollo. Nuestro modelo quiere desagregar tres conceptos: ideas, experiencia y dinero. En el contexto actual, en el que hay muchas empresas que tienen buenas ideas, es imposible que siempre generemos las mejores. Estamos dando el paso para funcionar de la siguiente manera: hacemos una molécula, que igual se ha desarrollado en una pequeña empresa de Boston. La prueba de concepto llega a un proceso de manufactura desarrollado en India, y lo financiamos con fondos nuestros y un venture capital de Japón".Los beneficios, según García, son claros. "De esta manera compartimos riesgos, traemos nueva tecnología y nos permitimos muchas más opciones. Nos hacemos con una licencia para poder desarrollar el producto, pero repartimos royalties a los involucrados en el proceso".

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