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Columna
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La cesta de la compra de Diageo

Diageo es una compañía tan preponderante en el mercado de bebidas alcohólicas que a menudo se queda fuera del juego de las fusiones y adquisiciones. Como compensación, el gigante británico ha mantenido siempre un sólido balance en las ofertas que ha realizado. Y ahora la compañía aprovecha esa ventaja. Tres meses después de gastar 2.100 millones de dólares en Mey Icki, el mayor productor de bebidas espirituosas turco, Diageo considera la compra por 2.000 millones más, de José Cuervo, la principal distribuidora de tequila del mundo, que ya está presente en la mayor parte de los grandes mercados fuera de México.

El CEO Paul Walsh está proyectando el crecimiento de la empresa fundamentalmente en los mercados emergentes. Recientemente, ha firmado acuerdos con China y Vietnam, y opina que el 50% de las ventas procederán de los países que más crecen en los próximos tres años. El tequila, principalmente conocido en EE UU y México, no encaja en esa factura, pero está entre las pocas bebidas espirituosas que el grupo no produce a gran escala.

Las cuentas de la actual sociedad de Diageo con la familia Beckmann, propietaria de José Cuervo, no están claras. Pero los márgenes de distribución son, indudablemente, una parte de los disponibles para la propietaria de la marca. A un precio de 2.000 millones, la toma de control podría equivaler alrededor de 16 veces el Ebitda de José Cuervo, según estimaciones de Nomura. Diageo no tendría problemas para pagar esa suma.

Sin embargo, Walsh no debería permitir que Beckmann infle el precio. Diageo siempre puede jugar con la baza de amenazar con la compra del tequila número dos: Souza. Puede que los objetivos de fusiones y adquisiciones de Walsh sean pocos, pero José Cuervo no es la única bebida que puede comprar a buen precio.

Quentin Webb

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