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Columna
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Lecciones de utilitarismo nipón

Crear una empresa de servicio público zombi podría ser la mejor opción para Japón. El país del sol naciente ha revelado un plan para garantizar que su mayor compañía estatal, Tokyo Electric, no vaya a la quiebra por las reclamaciones legales derivadas del fracaso nuclear. La propuesta concilia los objetivos políticos de compensación a las víctimas minimizando el coste a los contribuyentes y manteniendo las luces encendidas. Sin embargo, deja casi muerto a Tepco. Se desconocen las responsabilidades legales de la compañía, pero se cree que oscilan entre los 20.000 millones de dólares y los 130.000 millones. Standard & Poor's estima que la empresa podría hacer frente a 2.500 millones en reclamaciones cada año. No parece demasiado para una empresa que tiene 66.000 millones de ingresos anuales, aunque es probable que la mayor parte de las reclamaciones deba hacerse frente al principio y tengan que ser pagadas rápidamente.

El Gobierno tuvo la opción de poner límites a las responsabilidades de Tepco, pero prefirió no arriesgarse a la ira pública. La política exigió que el Gobierno no rescatara a Tepco; pero la política también exigió que el Ejecutivo ayudara a la compañía a afrontar las reclamaciones. El plan debería calmar el nerviosismo del mercado acerca de la supervivencia de la empresa, que ha perdido un 80% de su valor desde el terremoto. Pero aunque Tepco sobrevivirá, no es que le vaya a ir precisamente bien.

Si la empresa necesita dinero, tendrá a su disposición un fondo estimado de 5 billones de yenes. Pero cuanto más tome prestado, más se diluirán los accionistas de la empresa. Esto les deja en un limbo hasta que las demandas se clarifiquen. La empresa puede haberse salvado de la quiebra, pero su futuro zombi no está en absoluto asegurado.

Por Wayne Arnold

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