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El sector nuclear tiembla en Finlandia

Las interrogantes abiertas por el éxito electoral de Perussuomalaiset en las elecciones generales de Finlandia se han analizado profusamente desde el punto de vista político (¿aumento de la extrema derecha?), económico (¿impedirá el rescate de Portugal?) y social (¿obligará a endurecer las leyes de migración?).

Pero apenas se ha mencionado el componente antinuclear de un partido que, poco después del desastre de Fukhusima, se ha convertido en la tercera fuerza política de uno de los pocos países europeos que sigue construyendo centrales atómicas. ¿Frenarán los 39 diputados (antes eran cinco) de Timo Soini los proyectos impulsados por un Gobierno liberal al que los finlandeses han cortado electoralmente la cabeza?

El Ejecutivo, una coalición con presencia de los Verdes, se distinguió por su impulso a una fuente de energía que en 2010 cubrió el 25% del consumo eléctrico de los finlandeses.

En mayo del año pasado se autorizó la construcción de dos nuevos reactores y de un ATC o cementerio para los residuos del creciente parque nuclear finlandés, a pesar del fiasco que ha supuesto la construcción (a cargo de Areva) de un reactor de nueva generación en Olkiluoto, un proyecto que acumula cuatro años de retraso y que avergüenza, incluso, a buena parte del sector nuclear.

La connivencia de los Verdes, que no apoyaron esas decisiones pero tampoco abandonaron el Gobierno, podría explicar parte del descalabro de ese partido, que ha perdido un tercio de sus escaños (de 15 a 10).

Pero la gran incógnita en estos momentos para el sector nuclear gira en torno al impacto del espectacular ascenso de un partido como Perussuomalaiset (o "simplemente finlandeses" que, según me comentan amigos de Helsinki, sería una traducción más exacta, que la de "verdaderos finlandeses"), en cuyas filas conviven partidarios y enemigos de esa fuente de energía. Una buena parte de sus votantes procede de las zonas rurales donde, según parece, no se considera tan imprescindible la energía nuclear como en las zonas urbanas del país.

Un repaso de los resultados electorales muestra que los Perus (como se les conoce popularmente en Finlandia) han obtenido un excelente resultado en los distritos que albergan los reactores actuales y los que podrían albergar los futuros. En Satakunta, donde se encuentra los dos reactores de Olkiluoto, se han convertido en la segunda fuerza más votada. Y en el distrito que incluye las dos centrales de Loviisa han logrado de dos a siete diputados. En el de Oulu, donde se podría construir una de las nuevas centrales, pasan de cero escaño a cuatro.

Hace un siglo, afirmaba Ganivet en sus Cartas finlandesas que "es lícito decir que Finlandia es un país que ama el progreso" y que "lo característico de Finlandia es el entusiasmo con que se aceptan todas las innovaciones de utilidad práctica, la rapidez y perfección con que todo el mundo se las asimila". A juzgar por su última expresión en las urnas, o la mentalidad de los finlandeses ha cambiado... o ya no consideran que la energía nuclear sea un progreso.

Foto: galería de arte en el centro de Helsinki (B. dM. 23-4-2011).

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