_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Apple plantea mudarse de Brasil a China

Foxconn, el fabricante con sede en Taiwán de iPad de Apple, está considerando invertir 12.000 millones en Brasil. China no puede estar muy satisfecha con esa decisión. El país latinoamericano todavía no puede competir en eficiencia, pero sus tarifas y potencial de mercado aportan grandes ventajas.

Durante una visita de Estado, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo a sus anfitriones en Pekín que quiere un comercio más diversificado y que serán bienvenidas las ofertas en los sectores intensivos en mano de obra. Las empresas chinas fueron las principales inversoras en Brasil en 2010, después de alcanzar el vigésimo puesto en 2009. Pero su inversión hasta la fecha se concentra principalmente en los recursos.

Al mismo tiempo, China podría estar perdiendo terreno en los procesos de fabricación más rápido de lo que se piensa. Los costos están aumentando rápidamente. El salario mínimo aumentó un 20% en marzo en Guangdong, el centro de fabricación china de Foxconn, donde tiene algunas de sus mayores plantas. El Gobierno es cada vez más exigente en cuanto a la aplicación de las normas laborales, como las horas de trabajo, lo cual es positivo en muchos aspectos, pero supone asumir más costes. Foxconn aumentó los salarios de los trabajadores de la fábrica en un 30% en 2010 tras varios fallecimientos entre los trabajadores.

En realidad, Brasil no puede competir con China en igualdad de condiciones. Su PIB per cápita duplica al del país asiático. Foxconn puede tener dificultades para encontrar trabajadores cualificados entre los jóvenes brasileños que estén tan dispuestos a trabajar como los chinos. La burocracia brasileña da dolores de cabeza también en materia logística. Se necesita más tiempo y dinero para enviar los productos a EE UU desde Brasil que desde China.

Pero las consideraciones arancelarias, junto con su potencial mercado de consumo, inclinan la balanza. Brasil tiene uno de los más estrictos regímenes arancelarios de importación en América Latina. Los iPad al por menor cuestan el doble que en EE UU. Las empresas que producen en el país pueden evitar ese impuesto y aprovechar las oportunidades de crecimiento local. Goldman Sachs pronostica que Brasil será la cuarta economía más grande del mundo en 2040.

En el corto plazo China no perderá su liderazgo en la fabricación a nivel mundial. Sin embargo, Foxconn muestra que países como Brasil pueden hacerle la competencia.

Wei Gu

Archivado En

_
_