Vuelven los eurobonos, ¿la salvación de España?
Regresan las conocidas maniobras entre bambalinas de Bruselas. Las estratagemas en las que parece que no va a haber acuerdo posible, se genera un ambiente de crisis y a final se llega a una transaccional que no deja satisfecho a casi nadie, pero siempre representa un paso adelante. De aquí a junio, el Consejo de la UE (representando por los Gobiernos de los países miembros de la Unión) y el Parlamento Europeo tienen que pactar para poder aprobar un paquete de seis reformas legislativas que abordarán el corazón de la mayor crisis económica que ha sufrido Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Las materias a tratar son: coordinación de políticas económicas; prevención macroeconómica (general y específica del área euro), procedimientos por déficit excesivo y supervisión presupuestaria (general y en la eurozona). Y una de las ideas esenciales que quiere rescatar el Parlamento es la de los eurobonos, bonos emitidos por toda la Zona Euro, respaldados por el conjunto del grupo y, por tanto, mucho menos costosos para países que están pasando por un mal trance, como España, Italia, Portugal, Grecia, Irlanda... Es fácil imaginar quién se niega tajantemente a este proyecto: Alemania. La batalla está servida y, no se puede olvidar, que lo que apruebe en junio no será exclusivamente el dictado del Consejo. Desde la reforma de Lisboa, el Parlamento también tiene voz y voto.
"Soy perfectamente consciente de que muchos Estados no ven con entusiasmo esta propuesta, pero para nosotros es claramente una línea roja", afirmó la europarlamentaria francesa Sylvie Goulard, adscrita al grupo liberal-demócrata, en un seminario organizado recientemente en Bruselas. Goulard lidera la Comisión de Economía del Parlamento para asuntos de Supervisión Presupuestaria en la Eurozona. Preguntada por CincoDías, Goulard admitió que la discusión con los Gobiernos "va a ser dura, pero nuestra intención es incluir el debate sobre los eurobonos en el paquete de medidas que deben ser aprobadas en junio". La idea, prestada directamente del think tank Bruegel, muy activo en Bruselas, es que los países puedan emitir deuda dentro de la calificación de eurobonos hasta un porcentaje equivalente al 60% del PIB. De ahí en adelante, la emisión se haría con nombres y apellidos. "Representaría un incentivo para que los Gobiernos sean disciplinados", afirma Goulard.
Alemania podría parecer, a priori, el principal perjudicado, porque es quien ahora se está financiando más barato, pero Goulard invita a Berlín a considerar las ventajas de un mercado que aumentaría por cinco su tamaño (el resultado de sumar los bonos alemanes al resto de la eurozona). Una de las tareas titánicas para la Comisión Económica será asegurarse el respaldo en un Parlamento en el que ninguno de los tres principales grupos políticos (populares, socialistas y liberal-demócratas) tiene mayoría suficiente para imponerse. Las votaciones de los días 19-20 abril serán clave en este sentido.
Precisamente, la eurodiputada holandesa, Corien Wortman-Kool, del PPE, intentará en abril lograr un respaldo mayoritario para su propuesta legislativa en Coordinación de Política Económica, que pasa por un mecanismo de sanciones más automáticas en lo que se refiere al incumplimiento de los límites de déficit público (3% del PIB) y deuda pública (60%). "Es absolutamente necesario y espero que el Parlamento lo respalde no por mayoría simple, sino cualificada", subrayó Wortman-Kool en declaraciones a este diario. Wortman-Kool cree que la filosofía de los países de la eurozona debe inclinarse a buscar permanentemente un superávit en las cuentas.
El objetivo es una Europa más coordinada en todas sus líneas de acción económica y eso incluye también la supervisión bancaria. El Parlamento critica con dureza las soluciones nacionales. Otra batalla que librar.