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Mercados

España pone a prueba sus diferencias con Portugal

La presión que el posible rescate luso ejerce en la deuda se puede agravar el jueves con el test de estrés irlandés.

Más que verse arrastrada por el torbellino, la marca España parece estar saliendo a flote mientras el mercado contempla el hundimiento de su vecino Ibérico. Aún con la amenaza de un rescate europeo llamando a las puertas de Portugal, el perfil de riesgo país de España seguía rebajándose el viernes. El diferencial entre la rentabilidad que paga por su bono a 10 años en el mercado secundario sobre la que abona Alemania ha caído de 192 a 189 puntos básicos. El nivel de alerta más bajo en dos meses. Eso sí, en el ajuste del spread entran en juego varios factores. Por un lado, la rentabilidad del bono español ha caído de los máximos del 5,5% al 5,17% y los éxitos de las últimas subastas evidencian la mejoría de la percepción sobre España. Por otro lado, el bund alemán, muy sobrecomprado, ha subido del 2,7% de noviembre al 3,28% actual, lo que también ha sido decisivo para reducir la prima de riesgo de los bonos periféricos. Los analistas consideran, además, que las tornas favorables a España podrían volver a cambiar la próxima semana.

"La situación no es de complacencia en el mercado, hay que estar muy atento a los riesgos pendientes. El más grave, a corto plazo, es Irlanda. Su situación aporta más inestabilidad que la de Portugal", sostiene el estratega de Citi José Luis Martínez Campuzano. La publicación el próximo jueves de los test de estrés de la banca irlandesa podría revelar "un problema de mucho dinero, y en el que muchas entidades europeas se verán afectadas", expone Campuzano.

Dublín, por otra parte, está sufriendo en primera persona por la situación que vive Lisboa. La rentabilidad extra de los bonos irlandeses va marcando récords al mismo ritmo que los portugueses. El viernes, con el tipo de interés al 10,54%, su prima de riesgo alcanzaba los 681 puntos básicos, 16 por encima del momento en que fue rescatado por la UE.

"El diferencial a 10 años entre España y Alemania volverá a crecer por encima de los 200 puntos cuando haya una reestructuración de la deuda de Portugal, Grecia e Irlanda, eso es lo que está descontando el mercado", subraya Félix López, de Atlas Capital.

Para España, a priori, la simbiosis es mucho más profunda con Portugal. Los activos de la banca española en el país vecino ascienden a unos 65.000 millones de euros. A la espera de ver que consecuencias tendría en Madrid una intervención de Bruselas en Lisboa, esta exposición tampoco parece asustar a los inversores.

¿El motivo? "El último ejercicio de transparencia que ha impuesto el Gobierno en el sector financiero ha supuesto una señal clara para el mercado de que España es diferente", argumenta Virginia Romero, de Ahorro Corporación. En su opinión, la reforma laboral, del sistema de pensiones y de las cajas de ahorros están dando sus frutos. "Aunque haya cosas que pulir, se está haciendo lo que hay que hacer. Solo si hay catalizadores negativos, como un incumplimiento del objetivo de déficit, o la falta de acuerdo en los convenios, asistiríamos a un cambio radical de esta tendencia positiva", añade. España, no obstante, no es inmune a un cierto contagio de la inestabilidad que viven los fondos europeos, pero "no más de lo que son Italia, Bélgica, o incluso Francia", sostiene.

El riesgo de contagio podría atajarse si la Unión Europea llegara a un acuerdo para reforzar el blindaje del euro. El modelo de rescate utilizado hasta el momento supone un salvavidas para los náufragos, pero, como puede comprobarse en Grecia o Irlanda, dista mucho de acercarlos de nuevo a la orilla. La flexibilización del fondo de estabilidad no tomará forma hasta junio, por lo que, de momento, la periferia europea seguirá a merced de los mercados.

De hecho, la presión en los plazos más cortos está siendo extraordinaria. Los bonos portugueses a dos años rentan ya por encima del 7%, un nivel que de por sí es insostenible para vencimientos a 10 años. En el caso de Irlanda, la rentabilidad de estos bonos está en el 9,99% y en el de Grecia, del 14,9%. Ahí es donde se ve la diferenciación clara con España, cuya rentabilidad en el tramo a dos años está en rangos razonables del 2,956%. Lo que esto indica es que el mercado está descontando una suspensión de pagos en toda regla para los tres primeros países, mientras que en España lo que se anticipan son problemas a largo plazo, dadas la elevada tasa de paro y las dificultades de crecimiento económico.

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