El Ibex sube sin aclarar las dudas sobre el futuro
La Bolsa rompe una racha de cuatro semanas consecutivas en números rojos con un alza del 3,7%, pese a las caídas de la última sesión.
Portugal se ha roto, la alarma nuclear en Japón se agrava, una oleada de revueltas sacude Oriente Próximo y el Norte de África, la OTAN bombardea Libia, la agencia Moody's ha rebajado la calificación de 30 entidades españolas... y a todo esto, el Ibex consigue cerrar su mejor semana desde enero. El balance de las cinco sesiones supone una revalorización del 3,7%, rompiendo así con cuatro semanas consecutivas de números rojos. El selectivo cerró en 10.710,4 puntos. La ganancia acumulada en el año asciende al 8,63%. El índice sigue, no obstante, por debajo de los niveles a los que cotizaba en febrero pasado.
El tema de la semana ha sido Portugal. En vísperas de la celebración en Bruselas del Consejo Europeo, el primer ministro portugués, José Sócrates, anunció su dimisión después de que el Parlamento rechazara su cuarto Plan de Estabilidad y Crecimiento, que previamente había recibido los parabienes de la UE. La economía lusa ha entrado en una suerte de cuenta atrás, a la espera de que finalmente claudique y pida ayuda a la UE. La propia Unión ya ha cifrado ese eventual rescate en 75.000 millones de euros.
Todos estos riesgos han pasado notablemente desapercibidos en el mercado. Los dos únicos valores en números rojos han sido Acerinox (-0,04%) y Telecinco (-0,73%). Las ganancias han estado muy repartidas entre todos los sectores. Así, Inditex se ha apreciado un 7,84%; Mapfre, un 7,83%; Indra, un 5,69%; FCC, un 4,82%, Repsol, un 4,74% y Amadeus, un 3,87%.
El índice precisa rebasar los 11.000 puntos para consolidar la senda alcista
La última sesión de la semana fue negativa (-0,42%), evidenciando la poca consistencia actual de los avances del índice. Lo que predominó el viernes fueron los datos de la encuesta de los consumidores estadounidenses (su gasto equivale a dos tercios del PIB), elaborada por la Universidad de Michigan, que se situó en 67,5 puntos, la lectura más baja desde noviembre del año 2009. La principal preocupación de los estadounidenses es la subida de los precios de la gasolina y los alimentos, unida al temor de las posibles consecuencias del desastre nuclear en Japón.
El Ibex precisa rebasar los 11.000 puntos para encarar una senda alcista con cierta fuerza y el hecho es que ese nivel se le sigue resistiendo y aún está lejos de conseguirlo. Así, pese al tono positivo de la semana, todas las incertidumbres siguen presentes. El sector financiero deberá presentar el lunes al Banco de España sus planes para cumplir con las necesidades de capitalización. Al cierre de esta edición, Portugal se resistía a solicitar la ayuda, por lo que ese es un tema que será objeto de discusión en las próximas semanas. Al mismo tiempo, las medidas que se incluyen en el plan europeo de Gobernanza Económica, el paquete de medidas que deben dotar de estabilidad al futuro económico de la UE, estarán sujetas a un fuerte debate durante los próximos meses, ya que existe el compromiso de los jefes de Gobierno de la Unión de que sean ratificados en junio, tanto por el Parlamento como por el Consejo Europeo. Adicionalmente, el resultado de la crisis en Libia es todavía una gran incógnita, aunque el precio del petróleo no se ha disparado, sino que se ha mantenido en los 115,5 dólares por barril esta semana.
Al otro lado del mundo, Japón seguía aportando las tensiones derivadas de la fuga radioactiva en la central de Fukushima. Incapaz de controlar las emisiones del reactor 3, el Gobierno nipón amplió el radio de evacuación en torno al enclave de 20 a 30 kilómetros a la redonda. Con todo, el Nikkei ha sido uno de los índices bursátiles que mejor comportamiento ha presentado durante la semana. En solo cuatro sesiones -el lunes cerró con motivo de la celebración del solsticio de primavera- la Bolsa japonesa ha sumado un 6,40%.
El mercado de divisas también ha deparado buenas noticias para Tokio, que ha mantenido controlado la enorme apreciación que sufrió el yen tras el terremoto. Lejos ya de los 78 yenes por dólar, la moneda nipona se situaba el viernes a un cambio superior a los 81 yenes por billete verde.
El euro, por su parte, bajó el viernes a 1,40 dólares, frente a los 1,42 que marcaba el lunes. La falta de acuerdo, por parte de los líderes de la UE, a la hora de dar forma a un nuevo mecanismo de rescate que ayude a superar la crisis de la deuda soberana, pasó factura a la divisa europea.
En los parqués del Viejo Continente, no obstante, el descalabro portugués no parece haber causado grandes daños. Londres ha concluido la semana con un aumento del 3,19%, mientras que París ha sumado un 4,26% y Fráncfort, un 4,23% más.
En esta misma línea se han comportado los selectivos estadounidenses. En las cinco últimas sesiones, el Standard & Poor's ha ganado un 2,7%, el industrial Dow Jones un 3,05% y el tecnológico Nasdaq, un 3,76%.
La banca resiste al 'efecto Portugal'
La agencia Moody's rebajó el jueves la calificación de 30 entidades españolas. Solo los tres grandes, Santander, BBVA y La Caixa, han visto confirmada su calificación. Pastor, Catalunya Caixa y Banco Valencia han visto cómo su calificación entraba en la categoría de bono basura, sin solvencia garantizada.A esta complicación se suma el tema de Portugal. Pese a ello, los bancos españoles han superado la semana sin mayores problemas. Así, el Popular subió un 2,45%; Sabadell, un 2,57%; Santander, un 2,76%; Bankinter, un 3,45% y BBVA, un 4,28%. Ni siquiera Banco Pastor (0,87%), ni Banco Valencia (0,89%) se han visto especialmente perjudicadas en Bolsa.La banca española es la más expuesta a la deuda portuguesa, según los datos que maneja el BIS -el banco central de los bancos centrales- con un volumen de activos equivalente a unos 65.000 millones de euros. Eso sí, de acuerdo con Thomson Reuters, los cinco mayores inversores privados son franceses, con un importe que suma más de 7.460 millones de euros. La deuda portuguesa está casi en su totalidad en manos europeas. Solo los bancos de España, Alemania, Francia y Reino Unido acumulan más de 130.000 millones.Todos esos riesgos no están teniendo una repercusión evidente. "El sector financiero ha resuelto, en parte, sus incertidumbres y eso es lo que está valorando los mercados", expone Alberto Matellán, de Inverseguros.