El bucle argumental de la agencia Moody's
¿Puede una agencia de rating ser mediática? Al parecer, sí. O al menos lo intenta. Moody's rebajó el rating de España la semana pasada, el mismo día que el Banco de España presentaba las necesidades de capital de las cajas de ahorros. Y ayer, con el consejo europeo como cita de día y con el mundo financiero pendiente de Portugal, optó por recortar ratings a 30 entidades financieras.
Uno de los aspectos curiosos de las dos notas de Moody's es que, tras bajar el rating de España, entre otras cosas por los problemas del sector financiero y de las cajas excedería las previsiones del gobierno y supondría mayores niveles de deuda pública. Ayer, en su informe sobre el sector financiero, señalaba la agencia que "el recorte del rating del Tesoro pone más presión al Gobierno para proteger su propio balance y eso se traducirá en una menor predisposición a ayudar al sistema financiero". O bien los analistas de deuda soberana y los de banca tienen previsiones diferentes (y no se hablan entre ellos) o bien la agencia ha entrado en un bucle argumental que podría llevar a un nuevo recorte de la calificación soberana, pues es obvio que la bajada masiva de calificaciones en la banca supondrá mayor necesidad de ayudas públicas. Y así sucesivamente.
El papel de las agencias de calificación se parece al de los árbitros de fútbol; deben tomar decisiones que afectan mucho a terceros. Por eso suelen estar en el ojo del huracán, a veces con motivo, a veces no tanto. Una crítica habitual es que son especialistas en autopsias. Cuando un banco o empresa ha colapsado, le rebajan el rating soberano. En su descargo cabría decir que tampoco disponen de bolas de cristal.
Ahora bien, una cosa es no tener una bola de cristal y otra no mirar por la ventana. Si el primer motivo para recortar la calificación de la banca es autorreferente, el segundo es "la menor importancia de los bancos regionales más pequeños". Como si no hubiese en marcha un proceso de concentración que, por las presiones del mercado, está llevando a las cajas a convertirse en bancos y a ganar tamaño. El tercer motivo esgrimido por Moody's es, quizá en menos concreto de todos. "El debilitamiento de entorno de respaldo a los bancos en Europa".
Son estos los mimbres con los que se respaldan bajadas de rating de más de dos escalones, dejando a entidades como BBK a un paso del bono basura o a Banca March a tres. La nota tampoco incluía cifras o estimaciones entidad por entidad, quizá la mayor de las incoherencias. Moody's puede optar por no tener en cuenta el panorama general y analizar las cifras de cada firma para llegar a conclusiones individuales y hacer, digamos, un análisis a posteriori. O puede optar por valorar el panorama general del sector y hacer un análisis sobre lo que puede venir. Pero la firma optó por una mezcla: se toman las cajas como si no hubiera procesos de fusiones en marcha pero se analiza a la luz de previsiones genéricas sobre el futuro soporte público. Un poco raro, ¿no?