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Empleo y Directivos

Cómo gestionar una 'crisis 9 en la escala de Richter'

Primero, los empleados; segundo, el negocio. Inditex, Mango, BBVA y otras multinacionales han activado su protocolo de emergencia para proteger a sus plantillas frente al desastre japonés

Cómo gestionar una 'crisis 9 en la escala de Richter'
Cómo gestionar una 'crisis 9 en la escala de Richter'

La alarma se ha disparado. Las empresas sacan a marchas forzadas a sus empleados de Japón. Corren peligro. Un terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter, un tsunami y, por si fuera poco, el accidente nuclear de la central de Fukushima. El saldo de víctimas mortales supera las 10.000 personas. Todo ello en menos de una semana.

Ante el temor a que la situación pueda empeorar, las multinacionales con negocios en el país nipón han desplegado su protocolo de crisis con un objetivo: poner a salvo a su personal. El éxodo ha comenzado. China, por ejemplo, ya ha evacuado a más de 3.000 empleados que trabajaban en este país. El despacho de abogados Jones Day ha cerrado su oficina de Tokio. La multinacional alemana de software SAP ha dado instrucciones a sus empleados para trabajar desde casa, pero también les ha dado la opción de trasladarse con sus familias a hoteles en Kobe u Osaka. Primero, los empleados; después, el negocio.

Las españolas Zara (Inditex tiene 63 establecimientos) y Mango (con seis locales) cerraron temporalmente algunas de sus tiendas, con el fin de salvaguardar a sus empleados y mantenerlos alejados de la zonas de peligro. Zara cuenta con 2.000 empleados, la mayoría de nacionalidad japonesa, y ninguno ha resultado herido. Adolfo Domínguez, con 31 tiendas, tiene 95 trabajadores en este país, todos a salvo. La mayoría de las firmas ofrece tres opciones: la posibilidad de abandonar la zona afectada, trasladar al grueso de la plantilla a Osaka mientras mantiene una pequeña representación en Tokio, o cerrar definitivamente todas las operaciones en esta ciudad y abrir en otro lugar.

La empresa francesa de referencia en energía nuclear, Areva, ha trasladado al centenar de trabajadores y a sus familias lejos de la zona afectada por el accidente radiactivo. Los 18 empleados que trabajaban en la planta nuclear, la mayoría estadounidenses y alemanes, abandonaron Fukushima, a 240 kilómetros de Tokio, nada más producirse el terremoto. Solo quedan trabajadores japoneses dentro de la planta.

Multinacionales de todo el mundo, bancos, firmas de abogados, consultoras y empresas de servicios han comenzado a abandonar Tokio y empiezan a alquilar oficinas en Osaka, Fukuoka o en otras ciudades. La industria financiera se está trasladando a Hong Kong y Singapur. "Para ellos es mucho más fácil moverse a otro lugar. En cambio, una empresa como la alemana Bosch, principal suministrador de las empresas de automóviles, ha de estar ligada a las fábricas, por ello debe mantener al personal y a los directivos alemanes expatriados cerca de donde tiene el negocio", señala David Bach, profesor de Dirección Estratégica en el IE Business School. Entidades como Banco Santander o BBVA, que cuentan con oficinas de representación, no han sufrido percance alguno. El productor de vino Torres, con presencia en Japón desde 1970, trabaja en este país con un distribuidor, que tampoco ha lamentado pérdidas personales. Un empleado de Chanel relata que el mismo día del seísmo fue reclamado de vuelta a la maison en París.

Las empresas presentes en Japón tienen cuatro frentes abiertos, que normalmente tienen cubiertos en sus pólizas de seguros, al ser una zona de riesgo debido a los terremotos. Por ejemplo, las empresas del sector textil, como Inditex, Mango o Adolfo Domínguez, velan por la seguridad de los empleados, y disponen de un seguro tanto para los empleados como para las víctimas. Pero también tienen cubiertos los daños materiales, así como la pérdida de beneficio por el tiempo en que el negocio no está activo y por la continuidad del mismo. Pero además tienen asegurados todos los imprevistos, desde el tipo de cambio de moneda hasta la pérdida o robo del producto. Los verdaderos afectados por esta tragedia son las grandes compañías aseguradoras, la mayoría con sede en Ginebra (Suiza), Alemania y Reino Unido. Ninguna empresa se pasea por el mundo sin tener asegurada la incertidumbre.

Precisamente, uno de los principales grupos aseguradores del mundo, Lloyd's, nació en 1774 con la finalidad de cubrir los riesgos comerciales de Inglaterra en el mundo. "Había que cubrir todo tipo de riesgos, que eran muchos. Por tanto, el concepto de globalización no lo hemos inventado ahora, comenzó hace más de dos siglos, con la expansión comercial británica y holandesa", recuerda Roberto Tornabell, profesor del departamento de Control y Dirección Financiera de Esade. Este experto recomienda a toda empresa, por grande o pequeña que sea, que antes de iniciar su expansión internacional elabore, junto a una aseguradora, un protocolo de gestión de riesgos. Estos son de lo más diverso, y dependen de la zona en la que se vaya a operar. Así, por ejemplo, en México, Colombia, Argentina o Bolivia el principal peligro está en la calle, con secuestros o extorsiones; en Chile, como en Japón, acechan los terremotos; la zona del Magreb es una de las de más riesgo debido a las inestabilidad política y social. En Cuba existe la amenaza de huracán, al que hay que añadir las complicaciones por desavenencias políticas. "Esade forma, con la ayuda de la Unión Europea, desde hace 27 años, a los futuros dirigentes de Cuba, pero nuestra relación se interrumpe en ocasiones, en función de las desavenencias y los conflictos que surgen en este país cuando no se respetan los derechos humanos", señala Tornabell. Cuando las relaciones entre la UE y Cuba están tensas, Esade prepara las maletas de los profesores, que regresan a los campus de Barcelona o de Madrid.

El profesor David Bach matiza que las empresas, ante un situación de este tipo, suelen repatriar inmediatamente a sus profesionales a la matriz, pero advierte que no se deberían hacer excepciones discriminatorias con los empleados locales. "Es una obligación moral proteger a toda la plantilla en riesgo", señala. Hace apenas un mes, Repsol tuvo que fletar un avión para evacuar a los empleados que tenía destinados en Libia, ante el conflicto entre la dictadura de Muamar Gadafi y la población civil opuesta al régimen. El presidente de la compañía, Antonio Brufau, se implicó directamente en esta operación. Ante una situación de incertidumbre y angustia, acentuada por los kilómetros de distancia, lo que más se valora es la cercanía.

Ensayo de simulacros

El 11-S, la consultora Mercer, del grupo Marsh & McLennan Companies, perdió a los empleados que tenía en las Torres Gemelas. "Tenemos un plan de recuperación de desastres, que ensayamos a menudo", señala Miguel Ángel Lozoya, director financiero de Mercer. Toda emergencia está prevista, hasta qué sucedería si desaparecieran las Torres KIO, donde está la sede.

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