Peligrosa respuesta de emergencia
Segundo gran shock para la economía mundial en el año. Después del alza del precio del petróleo de Oriente Próximo, el terremoto y la crisis nuclear de Japón han proporcionado otra sacudida. Se habla de una respuesta política global. Pero retrasar el ajuste sería un error mayor.
Christian Noyer, miembro del Consejo de Gobierno del BCE, ha dicho que el banco debe tener en cuenta el impacto de Japón en el momento de decidir si sigue adelante con la esperada subida de tipos en abril. En EE UU se habla incluso de que la Fed ha optado por una tercera ronda de relajación cuantitativa cuando finalice la última impresión de dinero.
Es cierto, el impacto de la emergencia de Japón y el elevado precio del petróleo deben ser considerados. Pero los políticos tienen la costumbre de sobrerreaccionar a las emergencias. Fue lo que hizo la Fed de Alan Greenspan en respuesta a la crisis de Asia y el default de Rusia en 1998. Rebajar los tipos después de los ataques del 11-S de 2001 puso los cimientos para el boom del crédito.
El mismo error que fácilmente podría repetirse ahora. Dennis Lockhart, presidente de la Fed de Atlanta, señaló a principios de este mes que los elevados precios del petróleo podrían justificar aún más la impresión de dinero y la compra de bonos. Parte de la razón de que los precios del petróleo son tan altos es por el rápido crecimiento de las economías emergentes, y la mejoría de EE UU y Europa. Más relajación alimentaría más la especulación.
Eso, a su vez, crearía un gran peligro a la economía global. Los países emergentes, como China, India, Brasil y Corea del Sur, ya están lidiando con el aumento de la inflación, tanto como Reino Unido y la zona euro. La demora en la respuesta podría requerir un ajuste mucho más agudo y doloroso en el futuro. El apuro de Japón es espantoso. Pero a menos que su crisis nuclear vaya significativamente a peor, no parece desbaratar la recuperación mundial. De hecho, el terremoto puede incluso añadir presión inflacionaria a medida que las cadenas de suministro se interrumpen y se reconstruye Japón. Los políticos no deberían tener miedo a los desastres.
Ian Campbell