Economía a prueba de catástrofes
Es poco probable que el trágico terremoto y el tsunami de Japón rompan la columna vertebral de la tercera economía del mundo. La experiencia en crisis ha formado el espíritu japonés de soportar lo insoportable. Incluso después del desastre del 11 de marzo, la industria japonesa parece en gran parte a salvo. La escasez de electricidad puede obstaculizar la producción, pero los estímulos del Gobierno deberían permitir a las compañías aprovechar la brecha.
Tokio volvía al trabajo el 14 de marzo. El índice Nikkei cayó un 6%. Si bien permanece la inquietud sobre las instalaciones nucleares de Japón, algunas de las cuales aún no se han estabilizado, los efectos del terremoto parecen pequeños en relación con la economía. Las áreas más afectadas son la agricultura y la pesca doméstica, no la industria pesada. Representan no más del 8% del PIB de Japón. En enero de 1995, cuando un terremoto golpeó el centro industrial de Kobe, aproximadamente el 88% de la industria estaba aún instalada en Japón; hoy una cuarta parte se ha movido al exterior, según Deutsche Bank.
El desastre es probable que galvanice el fraccionado Parlamento para aprobar medidas extraordinarias de gasto, especialmente porque la oposición obtiene mucho apoyo de áreas rurales como las afectadas por el terremoto. La preocupación de que Japón no puede permitirse un paquete de medidas son infundadas. Los florecientes beneficios de la exportación han aumentado los ingresos fiscales del Gobierno. Y a diferencia de las endeudadas economías europeas, los préstamos de Japón son casi exclusivamente en su propia moneda.
Tal estímulo de reconstrucción puede reactivar la economía. Con más gasto público, los ahorradores de Japón ahorrarán incluso más.
Antes del seísmo, Japón estaba disfrutando de una recuperación liderada por Estados Unidos en exportaciones e inversión. Los precios de las acciones pueden reflejar la incertidumbre sobre la magnitud de los daños. Pero mientras dure la recuperación mundial, Japón también debería hacerlo.
Wayne Arnold