Fukushima: una central nuclear antigua con historial de incidencias
La central de Fukushima es con 40 años la segunda más antigua de Japón. La principal operadora nipona, Tokyo Electric Power Co., obtuvo hace un mes el permiso para renovar su actividad. Fukushima sufre ahora riesgo de escape radiactivo tras el terremoto más devastador de la historia de Japón que ha desatado además nuevas dudas sobre posibles irregularidades por parte de la operadora.
Electric Power Co (Tepco) está intentando frenar el sobrecalentamiento de los reactores de la planta de Fukshima, a 240 kilómetros de Tokio, tras dos explosiones consecutivas que han destruido los sistemas de refrigeración. El peligro es que una filtración en las cámaras de contención pueda desembocar en un accidente nuclear. Las consecuencias del terremoto, y posterior tsunami que sacudió Japón el viernes están siendo demoledoras, pero no es la primera vez que la operadora sufre accidentes en sus plantas. En 2007 otro terremoto obligó a cerrar una de sus centrales, y destapó un escándalo por irregularidades cometidas por la empresa en la renovación de sus permisos y controles de seguridad.
Las dudas sobrevuelan de nuevo sobre Tepco. "Si la central estuviera correctamente revisada y actualizada no debería haber tantos problemas, pero parece que no es así", opina el sismólogo de la universidad de Kobe, Katsushiko Ishibashi, especialista en seguridad nuclear. "La energía nuclear ha ido ganando importancia en la política energética japonesa, pero hay que extremas las medidas de seguridad", concluye. La operadora logró hace un mes la renovación de los permisos para prolongar durante 10 años más la actividad de la central de Fukushima. Tras un año de tramitaciones, primero obtuvo el visto bueno de las autoridades locales, luego del gobierno central.
El seísmo de 2007, de una intensidad 6.8 en la escala Richter obligó a cerrar durante dos años la central de Kashiwazaki Kariwa, la más grande del mundo. El gobierno reconoció que había deficiencias en los controles de seguridad, y que los permisos de funcionamiento de la planta no habían sido suficientemente rigurosos. Las autoridades japonesas habían aprobado los permisos de acuerdo a cifras y estudios presentados por Tepco que databan de los años setenta.
Pero el episodio de más envergadura sucedió en 2002: Tepco se vio obligada a pedir públicamente perdón tras reconocer que llevaba veinte años falsificando los preceptivos informes de seguridad. Su presidente tuvo que dimitir y el Gobierno cerró 17 de las centrales gestionadas por la empresa.
En 2004 una explosión en una tubería causó la muerte de cinco trabajadores en otra planta nuclear gestionada por Kansai Electiric Power Co. La investigación posterior del Gobierno reveló que la zona donde sucedió el accidente había sido omitida de los informes de seguridad y que no había sido revisada en los 28 años de vida que tenía la planta.
La energía nuclear aporta el 30% de la energía en Japón, que dispone de 54 reactores. El primer ministro Naoto Kan había apostado por la capacidad exportadora de Toshiba Corp e Hitachi Ltd para revitalizar la economía nipona y, a la vez, cumplir con los objetivos de Kyoto.