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Columna
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El plan de Nueva York y Fráncfort

La última ronda de acuerdos transatlánticos entre Bolsas de valores llegó con declaraciones rimbombantes de expansión y grandes cucharadas de apalancamiento financiero. Cinco años más tarde, los repartos de acciones tienen primas modestas y un montón de sinergias de costes. Ahora el gigante nacido de la fusión, de 25.000 millones de dólares, entre NYSE Euronext y Deutsche Börse, no resulta tan inquietante. Y eso es reflejo del escarmiento.

El negocio tradicional de las acciones ordinarias en ambas Bolsas se encuentra bajo presión. El nuevo mercado de emisiones no es la mina de oro que fue. Y han ido perdiendo cuota de mercado en favor de pequeños arribistas y de los sistemas internos de correspondencia de los corredores. La historia se repite en la Bolsa de Londres, que ahora depende de los servicios de datos para gran parte de sus ingresos y se está fusionando con el operador TMX Canadá.

Una alianza entre NYSE y Deutsche Börse no va a resolver todos estos problemas. Pero al menos podría ser más eficiente. Buena parte de los 300 millones de euros proyectados en ahorro de costes provendría de la mezcla de ambas operaciones de capital. Siendo justos, el acuerdo no es totalmente defensivo. Además de unir la Bolsa de Nueva York con las de Fráncfort, París, Ámsterdam, Lisboa y Bruselas, crearía la mayor Bolsa de derivados, suponiendo que los reguladores sean capaces de digerir el grupo con una participación del 90% en determinados mercados. También daría a cada Bolsa la oportunidad de tapar agujeros en otros lugares. Deutsche Börse codiciaba desde hace tiempo una posición en EE UU, todavía el mayor mercado de valores del mundo por capitalización. Lo intentó y no logró entrar, antes de la compra de ISE, la mayor Bolsa de Opciones de EE UU, en 2007.

Mientras tanto, NYSE Euronext carece de una cámara de compensación. Esa es una parte crucial de la infraestructura necesaria para sacar el máximo provecho de las reformas introducidas en la legislación estadounidense de reforma financiera, el año pasado, para impulsar las transacciones de derivados mucho más estandarizados a través de Bolsas. Clearstream, de Deutsche Börse, viene muy a mano aquí. Explotar con éxito estas oportunidades de crecimiento acercaría la valoración del grupo a líderes de mercado como CME Group de Chicago o incluso HKEx de Hong Kong, actualmente el mayor operador por valor de mercado. Eso posicionaría a la nueva empresa para hacerse con algunas de las Bolsas -en Rusia, India, Brasil o Asia- aún fuera del alcance de un pez gordo.

Antony Currie

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