Geithner, suave y correcto
Timothy Geithner estuvo acertado al no llamar a China manipulador de divisas en su informe de febrero al Congreso. Hubiera sido contraproducente.
El informe de Geithner apunta tres pistas: superávit comercial de China con EE UU, que se amplió en noviembre a 26.000 millones de dólares; la enorme pila de divisas -unos 2,9 billones- que China ha comprado para mantener su moneda bajo control, y el tipo de cambio real. El yuan chino se ha fortalecido nominalmente un 4% desde junio, pero ajustado a la inflación es más barato que a mediados de 2008. Los tres factores sugieren una moneda por debajo de lo que debería. Declarando a China como manipulador, Geithner estaría obligado a adoptar medidas que podrían terminar en sanciones comerciales unilaterales. Si China contraataca poniendo freno a las mercancías de EE UU, sufriría la recuperación de empleo. Las exportaciones mensuales de EE UU a China son ahora el doble de lo que eran a principios de 2009.
Un argumento aún mejor a la moderación de EE UU es que en 2012 el presidente Hu Jintao se retirará, y probablemente el poder pasará a manos del vicepresidente Xi Jinping. Geithner puede darse el lujo de esperar. La inflación de China es superior al objetivo, con un aumento en torno al 5% al año. Eso empuja hacia arriba el valor real del yuan. Además, un barril de petróleo por encima de 100 dólares da al importador número dos del mundo una razón urgente para fortalecer su moneda. EE UU puede obtener algo de lo que quiere sin tener que recurrir a los insultos.
Por John Foley.