Caja Madrid, un hueso duro de roer
Caja Madrid no parece una venta fácil para los inversores. El año pasado se fusionó con seis cajas para crear la mayor caja de ahorros de España. Ahora, la entidad combinada, conocida como Banco Financiero y de Ahorros (BFA), está planeando una salida a Bolsa para cumplir con las nuevas regulaciones de capital. La exposición del banco a promoción inmobiliaria hace que no sea una inversión sencilla. Todo tiene su precio.
El Gobierno ha dicho a las entidades de crédito españolas que aumenten su capital básico al menos al 8% antes de septiembre para evitar la nacionalización parcial. Para las entidades no cotizadas, la cifra podría alcanzar el 10%. Partiendo de sus 200.000 millones de euros en activos ponderados por riesgo, BFA tendrá que recaudar 2.000 millones para elevar su core capital del 7% al 8%. Dado su valor contable de 10.200 millones de euros, parece una cifra manejable. La estructura está lista, además. Las cajas matrices del BFA han puesto en común todos sus activos y pasivos dentro de una entidad central que emitirá las acciones.
Pero una cotización en Bolsa no será fácil. El banco combinado ya ha recibido 4.500 millones de euros del fondo de reestructuración del Gobierno español, que habrán de ser devueltos en el futuro. Cuenta con préstamos a inmobiliarias y constructoras por valor de 41.300 millones, de los cuales solo un 12,6% está cubierto por provisiones específicas. Por otra parte, una alta proporción de los préstamos está respaldada por el suelo -un mercado diezmado por la crisis de la vivienda-. BFA podría intentar separar algunos de sus activos inmobiliarios a un banco malo, como ha hecho La Caixa. Pero no está claro cómo se financiaría.
A los inversores institucionales tampoco les gustará el hecho de que el consejo de BFA esté lleno de políticos. Los inversores minoristas pueden ser menos melindrosos. BFA también podría recaudar capital con la emisión de bonos obligatoriamente convertibles a través de su red de sucursales, como planea La Caixa. Aun así, BFA necesitará atraer a una gama amplia de inversores para recaudar el efectivo que necesita. La semana pasada, La Caixa estimó su propia actividad bancaria en un bajo 0,8 de valor en libros -un ligero descuento a otros bancos cotizados, a pesar de que su balance es más fuerte-. En la actualidad, BFA probablemente optaría por menos.
Por Fiona Maharg-Bravo