Las elecciones lusas condicionan la respuesta de Sócrates a los mercados
Lisboa cuenta con un déficit fiscal menor al español.
Los mercados crediticios están dando la espalda a Portugal mientras aumentan las dudas sobre si Lisboa será capaz de cumplir con sus obligaciones de pago. Sin embargo, resulta improbable que Portugal reclame la ayuda comunitaria cuando faltan solo quince días para las elecciones presidenciales del próximo 23 de enero. Parte como favorito el actual presidente Aníbal Cavaco Silva, que se presentará a la reelección. El candidato del Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha) asegura que su presencia servirá para dar credibilidad a la economía portuguesa y acusa al Gobierno socialista de José Sócrates de no escuchar sus recomendaciones económicas. El poder del presidente de la República en Portugal es limitado y es el primer ministro, elegido por el Parlamento, quien fija las directrices políticas y económicas.
El Gobierno portugués, en este sentido, ha seguido la misma política marcada por la mayoría de Ejecutivos comunitarios. Es decir, ha recortado los gastos a la par que incrementaba los impuestos.
Como España, también Portugal decidió en julio elevar el IVA del 20% al 21% para calmar los mercados. Y, en octubre, antes las dificultades para controlar el déficit público, el Gobierno de Sócrates volvió a subir el impuesto hasta el 23%.
Por otra parte, también se incrementó el IRPF para los trabajadores con ingresos superiores a 150.000 euros anuales. Y el Gobierno reducirá paulatinamente la inversión pública hasta el 2,9% del PIB en 2013 frente al 4,3% registrado en 2009.
Todas estas medidas, que no tienen nada de originales, de momento no han servido para calmar la furia de los mercados, lo que eleva la posibilidad de que Portugal acabe precisando un rescate de sus vecinos europeos.
En cualquier caso, los números macroeconómicos de Portugal no son, en comparación con el resto de países de la Unión Europea, alarmantes. Y, en algunos aspectos, resultan bastante mejores que los de sus vecinos españoles. Así, el déficit público cerró 2010 en el 7,4% del PIB frente al 9,3% previsto para España.
Por otro lado, su tasa de paro se sitúa en el 11% de la población activa, unos puntos por encima de la media europea y muy lejos del en torno del 20% que registra España. Y, según el Gobierno portugués, la economía lusa creció en 2010 el doble de lo previsto y avanzó a un ritmo del 1,3%.