Alemania y Francia niegan con la boca pequeña el rescate de Portugal
Las principales capitales de la zona euro negaron ayer los supuestos preparativos de un rescate de Portugal. Pero solo el Gobierno español se declaró convencido de que Lisboa no necesitará ninguna clase de ayuda internacional. La tensión política y económica en el país vecino parece apuntar a una repetición de las intervenciones vividas por Grecia e Irlanda.
Las noticias del fin de semana sobre las supuestas prisas de Berlín y París por llevar a Portugal al Fondo de rescate de la zona euro dejaron paso ayer lunes a un aluvión de desmentidos y de muestras de confianza en la capacidad del Gobierno de José Sócrates para afrontar sin ayuda internacional el castigo de los mercados a la deuda pública portuguesa. "No hay ni están previstas conversaciones para el rescate de Portugal", señaló un portavoz de la Comisión Europea.
Pero la ambigüedad de las declaraciones de apoyo y el precedente del rescate irlandés en 2010 (cuyos preparativos avanzaban a marchas forzadas mientras se desmentían en público) llevaron a los mercados a relativizar el alcance del mensaje y solo la aparente intervención del Banco Central Europeo (ver página 18) relajó la prima de riesgo del bono portugués.
Solo España, que junto a Bélgica se perfila como la principal perjudicada de un nuevo caso de contagio de la crisis de la deuda soberana, salió con claridad en defensa del país vecino. La vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado, se mostró ayer convencida de que Portugal "no necesitará ninguna ayuda externa" y de que el Gobierno de Sócrates superará la situación "por sus propios medios".
La canciller alemana, Angela Merkel, en cambio, se limitó a señalar, en palabras recogidas por Bloomberg, que el mecanismo de ayuda está disponible y corresponde a Lisboa decidir si quiere recurrir a él o no. Unas palabras que recuerdan demasiado a las que Merkel pronunció el año pasado sobre España y que provocaron tensiones en la deuda pública española hasta el punto de forzar al Gobierno de Rodríguez Zapatero a presentar sus primeros planes de ajuste. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, tampoco rechazó tajantemente el interés de Berlín en poner a Portugal a resguardo de los mercados y se limitó a precisar que "no ejercemos presiones sobre nadie, sino que estamos defendiendo el euro".
El Gobierno francés, por su parte, se refugió en la fórmula de "no confirmar" las informaciones publicadas sobre las prisas de París y Berlín. Y concedió este mes de enero como plazo "para comprobar la serenidad de los mercados" y para abordar la situación con el resto de socios europeos. La primera oportunidad para hacerlo a nivel ministerial será la reunión del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) el próximo lunes, en Bruselas.
La reunión se presenta con el mismo dilema que afrontaron los ministros a final de año, cuando algunos parecían partidarios de rescatar en una misma operación a Irlanda y Portugal, para zanjar el riesgo de contagio, mientras que otros preferían reservarse piezas para el futuro.
Tensión política
Tras la tregua navideña, el escenario se ha complicado por la creciente tensión política en Portugal. En las próximas semanas celebra sus elecciones presidenciales, con el actual presidente, el conservador Aníbal Cavaco Silva, como principal favorito para imponerse en los comicios. Pero el principal partido de la oposición, el SPD, parece interesado en forzar unas elecciones legislativas adelantadas que le permitan arrebatar la jefatura de gobierno al socialista Sócrates y lograr por primera vez un doblete conservador en las dos máximas instancias del país. Según esa tesis, una intervención de la UE y el FMI haría políticamente inevitable el final de la actual legislatura.