_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La Fed enfada a los consumidores

Ben Bernanke no ha solventado los problemas de la Reserva Federal con los consumidores. Ni siquiera con la debacle de las subprime se ha esforzado en combatir la percepción de que antepone los intereses de los bancos. Su propuesta de debilitar a los propietarios de vivienda en las negociaciones hipotecarías no favorece especialmente. Mejor es su despegue del problema hacia la nueva agencia de protección al consumidor.

El cambio propuesto es arcano, pero con efectos profundos para los hipotecados que quieren permanecer en sus hogares. Bajo la actual regulación Truth in Lending, un propietario puede romper un contrato con un prestamista si no se le informó adecuadamente de los términos del crédito. Lo que no significa que se vaya de rositas, pues debe abonar el montante del crédito. Aunque el banco no puede embargar la casa por falta de pago.

El espíritu de esta norma es preservar a los prestamistas honestos, aunque ha abierto la puerta a reclamaciones frívolas contra los bancos, y la Fed citó precisamente entre las causas de la reforma las costas judiciales. Pero sin la actual ley, la transparencia en los créditos puede descuidarse, algo que no gusta a tenor de las travesuras que provocó la actual crisis inmobiliaria.

Consumidores indignados solicitaron a la Fed en noviembre que revisase su propuesta, al igual que han pedido los demócratas esta semana en el comité bancario del Senado. Tras 10 meses dedicados a analizar la transparencia de los créditos, es comprensible que la Fed no se apresure a rectificar.

Sin embargo, la Reserva Federal tiene un terrible historial en lo que se refiere a la defensa de los consumidores. Viene a la mente el cariño de Alan Greenspan por la tasa ajustable de las hipotecas. Es más, el banco central está luchando para preservar su credibilidad como autoridad monetaria estatal tras haber dado a la manivela del dinero.

Es mejor endosar el problema hipotecario a la agencia creada específicamente para velar por los intereses de los consumidores, la Oficina de Protección de los Clientes Financieros. En el fondo ha nacido porque los reguladores son poco propensos a proteger a los débiles. Es el momento y el lugar para que la Fed ataje sus deficiencias.

Por Agnes T. Crane

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_