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El euro pierde la batalla de la comunicación

Cacofonía, mensajes contradictorios, desmentidos que la realidad desmiente pocas horas después... La supervivencia de la zona euro está perdiendo la batalla de la comunicación. Y la historia enseña que más de una vez la derrota definitiva llega por ese flanco.

Hoy mismo, el portavoz de Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos, ha tenido que defender su credibilidad ante las crecientes dudas de la prensa internacional sobre el ascendiente de Bruselas en unas operaciones de rescate que parecen negociarse desde Berlín, Fráncfort, Washington y París.

"Sigo siendo una fuente fiable", aseguró hoy el portavoz de Rehn, quien recordó que desde ese cargo "estoy al corriente de las discusiones de los ministros de Economía de la zona euro". Y que a diferencia de otras fuentes, añadió, "yo hablo on the record".

Nadie pone en cuestión la demostrada valía profesional de la mayoría de los portavoces comunitarios. Pero parece claro que las instituciones europeas no han diseñado una estrategia de comunicación correcta ante la tensión de los mercados.

A falta de plan, cada cual hace de su capa un desastroso sayo. Desde un presidente, Herman Van Rompuy, que evoca el cataclismo unas horas antes de una reunión del Eurogrupo sobre Irlanda, hasta un Joaquín Almunia que parece aburrirse con su cartera (Competencia) y prefiere seguir ejerciendo mediáticamente como comisario de Economía.

La evidente desorganización está haciendo que los rumores o las informaciones interesadas tengan más crédito que los manidos mensajes de tranquilidad desde Bruselas. Y que las campañas de desprestigio contra cualquier iniciativa comunitaria acaben convenciendo a la opinión pública y a los inversores (el último ejemplo, el cuestionamiento de los tests de estrés, sin duda mejorables, porque DOS bancos irlandeses aprobaron).

El hundimiento de la imagen de la zona euro contrasta con lo ocurrido al otro lado del Atlántico. EE UU ha intervenido decenas de bancos después de sus tests de estré. Mantiene en pie la economía gracias a las inyecciones inflacionistas de la FED. Y hay sospechas sobre la actuación de algún ex alto cargo en el Tesoro para favorecer a su antiguo empleado, un banco de inversión. A pesar de todo eso, Washington nunca ha estado contra las cuerdas de la desinformación.

Foto: Reunión del Eurogrupo en el Palacio de Egmont de Bruselas (B. dM. 30-9-2010).

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