"La intervención de la UE y del FMI en Portugal es una posibilidad real"
Se escucha un resoplido al otro lado del teléfono. Carlos Andrade, economista jefe del Banco Espírito Santo en Portugal -el mayor del país vecino- no da abasto con una agenda a rebosar. No es para menos. La economía portuguesa se encuentra en el ojo del huracán de la crisis de deuda soberana: "La intervención del Fondo Monetario Internacional y de la UE es una posibilidad real".
La situación complicada que atraviesa el tigre celta ha contagiado al vecino portugués, que ayer vivió su primera huelga general en más de dos décadas por las duras medidas de ajuste del Gobierno. Pero el problema en Portugal es otro: "Es una cuestión de percepción de los mercados que no está fundamentada en la economía real", explica Andrade desde Lisboa.
Entre ambas naciones existen importantes diferencias, a juicio del economista. "En Irlanda los problemas del sector financiero han creado las dificultades de las arcas públicas". En Portugal la situación es justamente la inversa: "Son las cuentas públicas las que crean dificultades a las entidades financieras para que éstas encuentren financiación en los mercados internacionales".
¿Qué explica entonces el contagio del virus de la deuda soberana? Andrade reconoce que Portugal atraviesa varias dificultades. "El principal problema es el bajo crecimiento económico. También hay una elevada deuda privada. Pero con los mercados en condiciones normales no necesitaríamos ayuda", subraya.
La respuesta se encuentra en la especulación, que explica en gran medida el por qué de un diferencial con el bono a diez años alemán desbocado. "Un estudio reciente del FMI muestra que los spreads soberanos no se explican fundamentalmente por los déficits o la deuda".
"La intervención del FMI dependerá de la evolución de los mercados". Y en última instancia, de tener que intervenir el organismo internacional no se podrán establecer recortes más profundos. "Podrá haber un refuerzo, pero no mucho más porque las medidas impuestas ya son muy duras de por sí. "Aunque el FMI sí podría trabajar con el Ejecutivo de Lisboa para acometer reformas estructurales con el objetivo de un mayor crecimiento de la economía".
En cualquier caso, Portugal ya se ha comprometido a un 2011 de sangre, sudor y lágrimas: "descenso de los salarios y aumento de los impuestos. Va a ser un año muy difícil".