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Columna
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Irlanda debería aceptar la ayuda

Se resistieron a crear un sistema de apoyo y ahora tienen prisa por poder usarlo. Los líderes de la UE parece que están pidiendo a Irlanda que acepte las ayudas que el país dice no necesitar.

El Gobierno irlandés afirma que tiene dinero hasta el próximo junio. ¿Por qué entonces necesitaría aceptar las previsiblemente correosas condiciones de sus socios comunitarios para financiar su rescate? Por otro lado, los líderes de la UE están preocupados porque la crisis de Irlanda no sólo afecta al país. El mercado de bonos está penalizando otras economías débiles del euro, así que si resuelven ahora las tribulaciones de Irlanda podrían limitar el temido "contagio" a otros países como Portugal, o incluso posiblemente España.

La UE tiene razón. Los diferenciales de la deuda irlandesa se han estrechado con las noticias de que se estaba considerando un rescate, el cual se esperaba que frenase las pretensiones de los halcones más duros de la UE que querían involucrar a los acreedores privados en el futuro.

Irlanda quizá quiera evitar el estigma que supone ser el primero en usar las facilidades de rescate para la zona euro creadas tras la crisis griega de mayo. Quizá también está esperando que la clarificación de sus planes presupuestarios -que podrían presentarse antes del 7 de diciembre- ayudará a convencer a los mercados.

Pero la preocupación real estriba en los bancos irlandeses. La garantía del Gobierno de que por ahora no necesita financiación servirá de poco si las dos principales entidades profundizan su crisis.

En el corto plazo, la negativa de Irlanda a obtener ayudas puede ser una manera de conseguir mejores condiciones de la UE. Dublín quizá esté tentado de solicitar finamente un paquete específico de apoyo para soportar su banca mejor que de rescate al Gobierno. Pero cuando sus entidades dependen del aval estatal, la distinción parece poco sutil. Además, las ayudas para la zona euro están diseñadas específicamente para garantizar la deuda soberana, no para refinanciar bancos.

Por suerte, la crisis griega ha enseñado a los líderes de la UE el coste de actuar tarde tras meses de disputas. Si Irlanda necesita un plan de rescate, lo mejor sería actuar ahora. Dublín debería comprender que retrasar la ayuda, en cualquier caso, supondrá aceptar luego condiciones más duras.

Pierre Briançon

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