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Análisis

Los mercados vuelven a gobernar en Europa

Irlanda y Portugal han reaccionado con energía ante el ataque sobre su deuda, que les colocaba como candidatos a un plan de rescate

Los mercados han vuelto a ganar el pulso a los Gobiernos de Europa. Esta semana, los Ejecutivos de Irlanda y Portugal han dado respuesta a las exigencias que llegaban desde el mercado de deuda pública. Aunque ambos países ya habían tomado fuertes medidas de ajuste, en las últimas semanas la presión que los inversores ejercían sobre sus títulos soberanos se había vuelto insostenible. Después de que la prima de riesgo sobre sus bonos alcanzara su enésimo máximo histórico el miércoles, ambos Gobiernos han terminado por lanzar un mensaje inequívoco: un nuevo ajuste del gasto en Portugal y el saneamiento definitivo de la banca irlandesa. Dublín con un sistema bancario que pende de un hilo -el del Estado- y una situación macroeconómica devastada por la explosión de la burbuja inmobiliaria, vio como el diferencial del bono irlandés a 10 años con el bund alemán alcanzaba esta semana los 449,4 puntos básicos. El tipo de interés que soportan estas emisiones en el mercado secundario llegó al 6,73%. Finalmente, el primer ministro Brian Cowen optó por incrementar su intervención sobre las malogradas entidades financieras del país pese a que ello le suponga disparar su déficit al 32%.

De la misma forma, el foco de los inversores se había venido centrando en los bonos soberanos de Portugal. La prima de riesgo del bono luso ascendió hasta los 424,7 puntos, y el tipo de interés asociado al bono llegó al 6,5% en las plataformas secundarias. Ante esta situación, el Ejecutivo de José Sócrates ha aprobado el segundo plan de ajuste fiscal del año.

Paradójicamente, ambos países, habían logrado reducir el tipo de interés de las emisiones en el mercado primario, en sus subastas de deuda pública. Pero aun así, la incertidumbre que asola el papel que imprimen a largo plazo continúa encareciendo la factura.

Un panorama especialmente grave en medio de la carrera por reducir el déficit que Europa se ha autoimpuesto para garantizar la fortaleza del euro. "Ahora, además, los mercados no penalizan a toda la UE, discriminan por países", exponen los analistas. Así, Irlanda y Portugal se encuentran que el plato de financiación se les sirve más caro que al resto de comensales. No ha faltado quien mencione la opción de solicitar el plan de rescate que la Unión Europea creó tras el colapso de Grecia. Un fondo de 720.000 millones de euros a disposición de los países que no consigan colocar sus obligaciones en las plazas públicas o que deban pagar un coste desorbitado por hacerlo. Una suerte de préstamo comunitario de emergencia a un tipo de interés del 5%, que lo hace mucho más barato que el precio que se estaba moviendo desde junio alrededor de los títulos irlandeses y portugueses.

La situación recuerda a la que atravesó España en primavera cuando en los mercados se instauró la convicción de que España estaba abocada a un rescate de sus socios europeos. Y conviene recordar que el tipo de interés del bono español a 10 años no ha llegado a superar el 5% en todo el año y que si bien su prima de riesgo alcanzó los 221 puntos, desde entonces ha venido descendiendo. Con todo, José Luis Rodríguez Zapatero terminó aprobando el mayor recorte del gasto social de la Democracia.

Claramente, la situación para Irlanda y Portugal es mucho más crítica. Aún así, el mensaje de debilidad que enviarían al solicitar ayuda del fondo europeo podría hacer que el remedio fuera más grave que la enfermedad. En todo caso, los mercados sólo han rebajado la presión sobre Irlanda y Portugal cuando ambos países han respondido a sus demandas.

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