Las dudas no empañan el atractivo de la Bolsa
Los expertos se muestran algo más optimistas que en trimestres anteriores y creen que la renta variable puede dar ganancias si se elige bien, aunque más en el medio plazo.
El pánico general parece quedar atrás, pero la sensibilidad extrema de los inversores se percibe casi día a día. A las escasas jornadas plácidas vividas en los dos o tres últimos meses, ya sea en la renta fija o en las Bolsas, han seguido sesiones de nervios que dejan numerosos damnificados. Los últimos han sido la deuda pública de Irlanda y de Portugal y las Bolsas, con más o menos fortuna en función de los índices, tampoco se han escapado de estos movimientos. Son vaivenes debidos a múltiples causas, desde las crisis de los bancos irlandeses a adversos datos macroeconómicos o, en otras ocasiones, a los ambiguos comunicados de instituciones de referencia, como la Fed.
La inseguridad respecto a la fortaleza de la recuperación económica es un aspecto que subyace en los comportamientos oscilantes de los mercados y las decisiones sobre dónde colocar el dinero de cara a los próximos meses no son ahora mucho más fáciles. Sí se observa en cambio un mayor optimismo respecto a trimestres anteriores, aunque aún a la espera de tiempos mejores.
En este contexto, la renta variable, con más o menos peso en las carteras, sigue siendo uno de los activos estrella. También se observa potencial y sobre todo menos riesgo en otros destinos, pero todos los gestores y asesores tienen, inevitablemente, diseñadas sus estrategias en Bolsa. Hay diversas conclusiones, y una de ellas es que para un inversor de un perfil conservador medio es preferible Europa, y dentro de esta área inspiran más confianza las empresas alemanas y francesas -el índice alemán Dax gana un 5,7% y el francés Cac pierde el 3,9% en el año-. Gustan algunos mercados emergentes o Estados Unidos, pero más como complemento que como centro de la apuesta.
Mientras, se muestran en general aún más reacios con el Ibex, que se deja un 10,15% en 2010, pero salvando algunos valores. Aun así, los gestores estiman que es previsible un menor castigo global a los valores españoles por parte de los inversores institucionales extranjeros. O lo que es lo mismo, que se espera más diferenciación por compañías frente a las ventas masivas de pasados meses.
"Estamos subiendo, poco a poco, nuestra exposición a renta variable. Y lo hacemos porque descartamos que el mundo sufra una doble recesión; nuestra previsión es que el crecimiento del PIB en el mundo sea superior al 3%, y con la inflación controlada. Es una buena noticia en la medida en que venimos de un escenario muy complicado", señala Álvaro Vitorero, responsable del renta variable de Deutsche Bank Private Wealth Management.
En su opinión, estas previsiones les llevan a tomar posiciones en empresas cotizadas, aunque todavía con un perfil poco agresivo y evitando, por ejemplo, los bancos. Cautela, por tanto, pero con perspectivas positivas. "No creemos que ahora haya que estar vendedores en Bolsa. Va a haber además más alegrías en los próximos meses", destaca.
Miguel Llorente, de Capital at Work, precisa que las posiciones en renta variable deben ser proporcionales al perfil del inversor, por lo que su firma recomienda que el peso quede en el entorno del 20% del total de la cartera para los conservadores, para elevarlo al 90% para los más audaces. "El último trimestre del año va a ser aún complicado, pese a los signos de recuperación como el que aporta la economía alemana. También es positivo que España parece que haya salido del grupo más castigado por los mercados de deuda soberana, como son Irlanda, Grecia y Portugal. Y que esté más alineada con Italia", añade. No obstante, puntualiza que están cubriendo posiciones en las carteras, a través de opciones, aunque puede que ésta no sea una estrategia sencilla para los inversores particulares.
En un ambiente de mayor confianza, sin dejar de estar alerta, March Gestión indica que ha aumentado el peso de la renta variable en sus carteras. Carlos Andrés, director de inversiones de la entidad, afirma que alcanza el 50% para un cliente con un perfil medio de riesgo. Matizando que estos consejos se pueden cambiar de forma rápida en función de los acontecimientos, agrega que el sesgo es más optimista para un horizonte de unos seis meses.
¿Qué hay detrás de esta posición? El punto crucial es que, como otras entidades consultadas, March Gestión no cree que la economía mundial vaya a caer en una doble recesión. Pero Carlos Andrés menciona otros elementos más específicos que influirán en los parqués, como los resultados empresariales y la reactivación de las compras y fusiones (M&A, en sus siglas inglés).
Y a favor de la renta variable suma un aspecto relacionado con la rentabilidad: no hay demasiados destinos que puedan competir con la Bolsa, aunque igualmente les guste la renta fija corporativa. Manifiesta que por mercados están positivos en emergentes -especialmente Asia y América Latina-, neutrales en EE UU y en Europa y negativos en España. Optan en general por las empresas con exposición a mercados emergentes.
Sin olvidar riesgos todavía recurrentes, como la deuda soberana, o que los inversores estén guiados en muchas ocasiones por las dudas sobre la recuperación económica, Nicolás Fernández, director de análisis de renta variable del Banco Sabadell, estima que la Bolsa ofrece potencial de subida, más a medio que en el corto plazo. Entre los aspectos alcistas están que las cotizaciones no reflejan en muchas compañías su verdadero valor, mientras que los resultados, aunque no den próximamente sorpresas tan agradables como en trimestres anteriores, pueden tirar de las cotizaciones. "La Bolsa es ahora el activo con más atractivo", subraya.
De valoraciones con gancho habla Martin Skanberg, gestor de fondos de renta variable europea. "Los beneficios empresariales pueden crecer en 2011. Con poca inflación, el descenso de los costes y el aumento de los precios darán lugar a enormes ganancias". Añade que es improbable que el BCE restrinja su política monetaria hasta septiembre de 2011, y que la renta variable está muy barata en comparación con los bonos, aunque no sea tanto como en marzo de 2009. A Skanberg le gustan las compañías con fuertes dividendos, como Telefónica.
Pero como no todo vale, Álvaro Vitorero, de Deutsche Bank, describe las líneas en las que su entidad se basa para realizar una rigurosa selección. "Nos gustan las empresas que no dependan de los mercados domésticos, no sólo para el caso español, incluso para las compañías estadounidenses. Especialmente las que tienen exposición en emergentes, como algunas alemanas y francesas", asevera. Se fija igualmente en la fuerza que pueden tomar los movimientos corporativos, que ya se detectan, con los que se buscan la generación de sinergias y aprovechar oportunidades. "Va ser un tirón en los próximos meses", concluye.
Siguiendo con criterios de selección, Miguel Llorente, de Capital at Work, afirma que, aunque el país o el mercado no sean factores irrelevantes, lo importante son las características propias de cada valor. "Que sean compañías consolidadas, con fuertes marcas, con buenas posiciones en el ranking de sus sectores. Y con una fuerte capacidad para generar flujo libre de caja", subraya.
Explica que ese último factor es básico, ya que permite controlar la deuda y posicionarse de cara a los movimientos corporativos. "Si no encuentran metas, empresas que adquirir, se puede destinar la caja a mejorar dividendos", deduce.
Bob Doll, estratega de Blackrock, cree que las valoraciones actuales de las acciones son atractivas y que, de cara al futuro, es muy probable que aporten mayor rendimiento que el efectivo y las letras del Tesoro en un plazo de inversión de dos o tres años.
Etapas
La idea de que a corto plazo pueden predominar los comportamientos indefinidos o bajistas es asumida por Félix González, de Capitalia Familiar, que aconseja cautela para las próximas semanas y más tras el reciente mensaje de la Fed, que empujó a la baja a los mercados. "Las Bolsas podrían encontrar dificultades para superar las resistencias. Además las correcciones, cuando se producen, afectan a todos los mercados", dice.
Pero más a medio plazo, seis o nueve meses, considera que el panorama será mejor. Concluye que ahora es pronto, que hay que estar pendientes de los resultados empresariales de los nueve primeros meses que se conocerán a partir del 15 de octubre, y que entonces "las caídas pueden utilizarse para tomar posiciones". Mientras, la rentabilidad por dividendo siempre es un buen colchón para el inversor, añade.