Imparable eclosión del vehículo eléctrico
El futuro a medio plazo parece abonado a la incorporación progresiva a nuestras ciudades de los vehículos eléctricos. Aspectos como la reducción de emisiones de dióxido de carbono, una menor contaminación acústica o el ahorro económico en combustible y mantenimiento juegan a favor de la implantación de este tipo de vehículos. Sin embargo, para que esta transición pueda llevarse a cabo, todavía debe superar algunas barreras que hacen que, a pesar de las innumerables ventajas de los vehículos eléctricos, el proceso pueda retrasarse más de lo deseado.
En primer lugar, y a pesar de que en los últimos meses han irrumpido con fuerza en el mercado vehículos cuya velocidad y autonomía está muy próxima a los de gasolina, todavía es necesario un paso más de los fabricantes. La aparición de modelos cada vez más competitivos parece imparable y todo hace presagiar que a medio plazo existirán motos y coches eléctricos que competirán en prestaciones, de igual a igual, con sus análogos de combustión.
Por otro lado, es imprescindible una mayor proliferación de puntos de recarga, un aspecto que será esencial para que los vehículos eléctricos ganen una significativa cuota de mercado durante los próximos años. En este sentido, el papel de las Administraciones públicas se antoja determinante. Iniciativas como el Plan Movele, promovido por el Ministerio de Industria, la instalación por parte de los consistorios españoles de terminales eléctricas o la sustitución en los ayuntamientos de sus flotas de vehículos tradicionales, en beneficio de los eléctricos, es una clara muestra del interés de las instituciones públicas por abanderar este proceso de cambio. A pesar de ello, todas estas actuaciones se antojan todavía insuficientes para que los consumidores se planteen seriamente la compra de un vehículo eléctrico. Aparte de las ayudas actuales, sería interesante que las Administraciones públicas pudieran subvencionar la implementación de puntos de recarga en espacios privados, ya que por muchos incentivos que encuentre el consumidor en la compra, si después no encuentra una solución para su funcionamiento, la apuesta por los vehículos eléctricos seguirá en manos de un reducido grupo de activistas convencidos y de los pocos que puedan disponer de un punto de recarga en el parking de su casa.
También sería conveniente que las empresas se apunten al carro de la movilidad sostenible acondicionando sus instalaciones a los vehículos eléctricos. Aparcamientos privados, gasolineras o promotores inmobiliarios pueden contribuir decisivamente al incremento de puntos de recarga para los usuarios. Además, los vehículos eléctricos, como todo sector incipiente, ofrece nuevas oportunidades. La industria auxiliar del vehículo eléctrico, principalmente para la fabricación de baterías, cuenta con un gran futuro y abre una oportunidad de negocio que las empresas españolas no deberían desperdiciar.
Román Calbetó. Fundador de Gente con Enchufe