Bernanke descarta más estímulos si no hay un mayor deterioro económico
El presidente de la Fed, Ben Bernanke, dijo el viernes que volverá a intervenir con medidas de estímulo no convencionales si hay un "deterioro económico significativo", pero dio a entender que no será necesario. Aunque admitió que el PIB crece más modestamente de lo anticipado, a su juicio, hay bases para la recuperación en 2011.
El presidente de la Reserva Federal no quiso apuntarse el viernes, desde el bucólico escenario de Jackson Hole donde se celebra la reunión anual de banqueros centrales, al carro del pesimismo. Ben Bernanke respondió en su esperado discurso a las expectativas de economistas y mercados y anticipó que la autoridad monetaria está dispuesta a volver a utilizar las herramientas de estímulo monetario no convencionales en caso de que la economía se "deteriore significativamente" y haya riesgo de deflación.
Bernanke, no obstante, no cuenta con ese escenario. Pese a que admitió que el desempleo, la falta de pulso en el consumo y la falta de financiación de las pymes son datos preocupantes, en varias ocasiones a lo largo de su discurso, explicó que no contempla un cambio sustancial en materia de precios y que de la misma manera que no espera una subida en la inflación, tampoco ve riesgo de deflación. Más aún, aunque Bernanke espera que la economía siga expandiéndose en la segunda mitad del año "a un ritmo relativamente modesto", opina que se están dando las condiciones precisas "para la mejora del crecimiento en 2011".
El presidente de la autoridad monetaria lo cree así porque dice que las condiciones financieras han mejorado, Europa ha reducido el riesgo a una crisis de deuda y la banca está reparando sus balances como también lo están haciendo los hogares, donde ha aumentado el ahorro y se ha reducido el endeudamiento. El doloroso reequilibrio está en marcha. "Bernanke aún tiene fe en la recuperación", explicaron en una nota los economistas Ethan Harris y Michelle Meyer de Merrill Lynch.
La visión de Bernanke estuvo, en cierta medida, apoyada por la revisión del PIB del segundo trimestre que no fue tan negativa como esperaban los economistas, pese a que se revisó el crecimiento del 2,4% inicial al 1,6%. El consumo sigue débil y la mayor parte del avance sigue viniendo de la inversión en capital de las empresas.
Consciente de los nervios de los mercados, Bernanke profundizó a la hora de explicar las alternativas para una expansión monetaria cuantitativa que podría poner en marcha. La Fed podría seguir comprando bonos del Tesoro a largo plazo (la opción con más posibilidades), cambiar el lenguaje de sus comunicados para dar la seguridad de que no habrá subidas de tipos, o rebajar los intereses que se pagan a los bancos por el exceso de reservas, del 0,25%.
Bernanke dijo que cualquiera de estas alternativas entrañan riesgos que a la larga pueden no compensar. De todas las alternativas, la de la rebaja del tipo en las reservas es la menos favorecida y Bernanke también descartó señalar un objetivo de inflación, tal y como sugieren algunos economistas.
Para los analistas de Barclays la situación es clara, "los comentarios de Bernanke son consistentes con nuestra propia opinión de que el listón para que haya más estímulos está más alto de lo que parecía suponer la última decisión del Comité Abierto de la Fed cuando se comprometió a mantener el tamaño de su balance recomprando bonos del Tesoro".
Distintos caminos desde la barrera
Ben Bernanke y Jean-Claude Trichet tienen ante si dos discursos diferentes. Bernanke asiste en EE UU a una economía que pierde fuelle en estos momentos y así lo dio a entender tras la reunión del Comité Abierto el pasado 10 de agosto en la que dio marcha atrás en su decisión de reducir el balance de la Fed. Trichet, por su parte, tuvo que empezar a comprar deuda soberana en mayo y "ahora el Banco Central europeo está buscando el mejor momento para empezar con una estrategia de salida" explicaba hace unos días Mickey Levy, economista jefe de Bank of America a Bloomberg Radio. "La economía de EE UU está en estos momentos en un momento delicado y hay sensación de fragilidad mientras que, en conjunto, las economías europeas parecen que han aguantado la tormenta mejor de lo que muchos esperaban", explicaba Levy.El responsable de la Autoridad Monetaria de la zona euro tenía previsto hablar el viernes a última hora en el seminario de Jackson Hole y pese al optimismo de Levy, la situación de Trichet no es tan fácil. Europa está lejos de la situación creada por la crisis fiscal griega y Alemania está experimentando un crecimiento "vertiginoso" (según sus cifras del segundo trimestre), pero el problema de las distintas velocidades de la zona euro sigue siendo tan evidente como hace unos meses. Axel Weber, el influyente miembro del Consejo del BCE, uno de los invitados a este seminario en el Parque Nacional estadounidense del Grand Teton, dijo hace más de una semana que el BCE debe esperar hasta el primer trimestre del año que viene antes de empezar a pensar en retirar todas las medidas de emergencia poco ortodoxas puestas en marcha en la zona euro.
La cifra
1,6% es el ritmo de crecimiento del PIB de EE UU en el segundo trimestre, según las cifras revisadas el viernes a la baja, desde el 2,4%. El desequilibro en la balanza comercial sustrajo 3,37 puntos porcentuales al avance.