El BCE y la debilidad de la banca europea
El Banco Central Europeo está teniendo éxito en sus esfuerzos para que los bancos no se acostumbren al dinero barato. Las entidades más fuertes están reduciendo su dependencia del BCE, pero algunas de las economías periféricas necesitan aún apoyo. Parece que el banco seguirá dando fondos ilimitados a tres meses el año que viene.
El BCE empezó a dar a los bancos fondos ilimitados a una tasa fija desde septiembre de 2008 para calmar a los mercados. A medida que el pánico ha bajado, el BCE ha cerrado poco a poco el grifo y este año ha dado un plazo más largo a las facilidades a punto de expirar sobre los préstamos a tres años o más. Los créditos a corto plazo son más caros que el tipo equivalente en el mercado. Todo ello ha provocado que los bancos más fuertes hayan reducido su dependencia del BCE y el exceso de liquidez haya caído de 350.000 millones de euros en junio a 100.000 millones.
El próximo paso del BCE es limitar las facilidades a tres meses, volviendo a su sistema de subastas donde los bancos suben los precios de los fondos. Esto será más complicado. La semana pasada el presidente del Bundesbank, Axel Weber, afirmaba que la ayuda de crédito ilimitado a tres meses deberá extenderse hasta el próximo año. El comentario de Weber muestra que el sistema bancario de la zona del euro aún está lejos de la normalidad, incluso después de los test de estrés de julio. Algunas entidades de los países periféricos tienen dificultades para acceder a los mercados por las dudas sobre la solvencia, lo que explica que los de Portugal y Grecia utilicen más estas facilidades frente a la banca de Alemania y Austria, menos dependiente del BCE.
El recorte de los préstamos a tres meses obligará a los bancos más débiles a hacer una oferta agresiva de fondos y los tipos de interés a corto plazo serían más altos y volátiles. Pero el BCE lo ha intentado antes y sólo cambió de opinión cuando estalló la crisis de deuda soberana en mayo. Si se estabiliza la deuda pública en los mercados, los bancos podrán utilizar programas de garantía para refinanciar la deuda. Pero una repentina mejoría en las finanzas de la periferia de Europa parece poco probable.
Neil Unmack