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Por las sanciones contra el régimen

Espantada en Irán de compañías con intereses en EE UU y Europa

Las relaciones comerciales con Irán han llegado a uno de sus momentos más delicados. La cuarta ronda de sanciones de la ONU, adoptada el pasado 9 de junio, ha endurecido las condiciones del embargo impuesto a la República Islámica a raíz de su programa nuclear. Estados Unidos y Europa han ampliado después tal efecto, con la aprobación de medidas unilaterales en julio. Desde entonces proliferan las "listas negras", no solo de exportadores iraníes sino también de compañías energéticas que aún mantienen vínculos con la economía del régimen. Incluso el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, que calificó la nueva resolución como "un pañuelo usado que debería tirarse a la papelera", ha promovido su propio boicot contra firmas occidentales como Coca-Cola, IBM, Intel o Nestlé.

El pasado marzo, el New York Times identificó 74 grandes empresas internacionales que han negociado tanto con Irán como con los Estados Unidos. En esas fechas, 15 de ellas habían dejado el mercado iraní en los últimos cuatro años, y otras 13 habían cesado su inversión o habían interrumpido sus planes de futuro en el país asiático. A día de hoy, son ya 25 los grupos en desbandada y 15 los que se están planteando seguir el mismo camino. Sin embargo, no todas esgrimen las nuevas sanciones como el principal motivo del abandono. Previsiones negativas, falta de rentabilidad o los obstáculos interpuestos desde el régimen islámico son también algunos de los razonamientos frecuentes.

Entre los últimos evadidos se encuentran dos fabricantes automovilísticos de Corea del Sur, país cuyo gobierno está escuchando las recomendaciones de la administración Obama. Hyundai, que vendía sus vehículos en Irán desde 1990 a través de un distribuidor local, suspendió las exportaciones en julio. Lo mismo que Kia, presente en el país desde 1993 en asociación con Saipa, el segundo mayor productor de automóviles de Irán. También de la industria del motor, el gigante japonés Toyota anunció esta semana que había detenido sus envíos desde junio. En todo caso, sus ventas apenas representaban un 1% del mercado iraní.

Pero son las empresas del sector petrolero, que proporciona el 85% de los ingresos en Irán, las que dan mayor peso al bloqueo. Aunque la República Islámica es el quinto exportador de crudo del mundo, se enfrenta a crecientes dificultades para mantener el nivel de extracción y el abastecimiento de gasolina, de la que importa cerca de un 30% de su consumo. La francesa Total ha sido una de las últimas en interrumpir el suministro, pese a que su director general, Christophe de Margerie, haya manifestado recientemente que las sanciones han sido un "serio error".

La moscovita Lukoil salió en abril. Curiosamente, Rusia fue una de las naciones reticentes frente al embargo, pero votó a favor de la resolución de la ONU, a la que sólo se opusieron Turquía y Brasil. Este último mantiene su presencia a través de Petrobras, que ha invertido cerca de 80 millones de euros en explorar las prospecciones petrolíferas del golfo pérsico.

Repsol y la holandesa Shell comunicaron en mayo a la Compañía Nacional de Petróleo Iraní su salida del proyecto conjunto planteado en 2004. Y la británica BP, flanqueada desde el vertido en el golfo de México, decidió cortar en febrero el abastecimiento de combustible a los aviones iraníes.

Mientras tanto, la consultora holandesa KPMG, el fabricante estadounidense de maquinaria pesada Caterpillar y el conglomerado industrial Siemens hicieron lo propio a lo largo del año.

La aventura persa de Repsol que cayó en vacío

En 2004, Repsol YPF y la holandesa Royal Dutch Shell firmaron un convenio con la Compañía Nacional de Petróleo Iraní (NIOC, de sus siglas en inglés) para un proyecto de extracción de gas natural licuado en el Golfo Pérsico. En marzo de 2007, Repsol rubricó un acuerdo con los inversores para ese proyecto.El 31 de diciembre de 2009, la petrolífera española y Shell se hicieron con un 25% de las acciones del proyecto cada una, mientras que NIOC se repartió el restante 50%.Sin embargo, en mayo de este año, ambas compañías decidieron informar a su socio iraní del abandono de la participación en el plan. Algunos medios de comunicación árabes sostienen, en cambio, que fue el propio ministro de Petróleo de la República Islámica quien ordenó terminar las conversaciones tras nueve meses de negociaciones, para buscar un contratista iraní.Fuentes de Repsol aseguran que la retirada se debe fundamentalmente a razones económicas, y no exclusivamente a las condiciones resultantes de las nuevas sanciones contra el régimen islámico.Por su parte, Shell mantiene haber dejado de proveer gasolina a Irán desde octubre del año pasado.Sin embargo, una investigación del New York Times destapó un envío de 30.000 toneladas de combustible en abril.

Afectados

-Credit Suisse: en 2009, el banco suizo pagó a EE UU 536 millones de dólares por ayudar a Irán a través de bancos norteamericanos.- Lloyds TSB: acordó abonar 350 millones de dólares al Gobierno de EE UU en otra operación de transacciones de dinero sudanés e iraní hacia bancos norteamericanos.- Nokia-Siemens: La joint venture resultó polémica por la venta de tecnología que podía servir al régimen iraní para espiar e-mails y SMS.

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