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Fondos

Las materias primas, a debate

Los alcistas creen que habrá un superciclo mientras los bajistas avisan de una burbuja

El titular de este artículo es una pregunta que se llevan haciendo en los últimos tiempos desde los inversores profesionales más sofisticados hasta los pequeños inversores particulares. Para estos últimos, si bien hace años era poco menos que impensable y prácticamente inaccesible este tipo de inversión, ahora nos encontramos con una creciente demanda, más que satisfecha, por un aumento exponencial de productos financieros que buscan aprovecharse de sus elevadas rentabilidades potenciales. Los profesionales han disparado sus asignaciones a este tipo de activo a través de futuros, acciones, ETF (fondos cotizados), etc. en los últimos años. Especialmente relevante es el caso de algunos grandes fondos de pensiones que, ante la fuerte correlación experimentada por las clases de activos tradicionales (acciones, deuda, crédito) y en gran medida las no tradicionales también (inversión alternativa) durante el último ciclo bajista, han visto en las materias primas una posible fuente de diversificación para sus carteras.

Los argumentos de los optimistas y de los pesimistas, sobre el comportamiento futuro de las materias primas, son en principio bastante sencillos. Sin embargo, como ocurre siempre en el complejo mundo de los mercados financieros, la cantidad y variedad de datos, la potencial escasa fiabilidad de los mismos, las incertidumbres de cómo esas variables evolucionarán, hacen prácticamente imposible saber qué bando saldrá ganador.

Los alcistas básicamente argumentan que las materias primas continuarán subiendo y seguirán siendo una buena inversión en términos de rentabilidad, como lo han sido en esta década, debido al fuerte desarrollo industrial de los grandes países emergentes. Este fuerte desarrollo ha llevado y está llevando a un desequilibrio entre oferta y demanda que tardará tiempo en corregirse. La oferta sería bastante rígida y tras años de bajas inversiones por parte de las compañías mineras y transformadoras de materias primas, debido precisamente a los bajos precios de las dos décadas anteriores, se encuentran con dificultades para hacer frente a la creciente demanda.

Los bajistas por el contrario piensan que la relación de oferta y demanda no esta tensionada, especialmente en la principal commodity, el petróleo. Por el lado de la demanda, el fuerte crecimiento del consumo de los emergentes queda compensado con el descenso observado en los países desarrollados, que cada vez son más eficientes en el consumo energético. Así, el crecimiento de la demanda total seguirá siendo moderado en los próximos años, probablemente apoyado en un crecimiento económico bajo. Reconocen que la oferta de algunas materias primas pueda estar bajo presión pero en otras como el petróleo las expectativas son de aumentos de capacidad más que suficientes. La avalancha de inversión financiera estaría agravando el calibre y longitud del alza de precios, lo que puede desembocar en una burbuja y su posterior deshinchamiento, o en el peor caso, en un estallido con caídas de precios dramáticas.

Un análisis de Chris Watling, consejero de la consultora Longview Economics, apunta a otras razones adicionales por las que las materias primas seguirán siendo una buena inversión en la próxima década. Una es que la creación de dinero y fuertes políticas expansivas llevadas a cabo estos dos últimos años son garantía de escenarios inflacionarios de aquí a unos años, lo que favorece los llamados activos reales o físicos, como son las materias primas. Más interesante en mi opinión es el argumento de la evolución histórica de las materias primas.

El señor Watling apunta a superciclos de 20-25 años en las materias primas que se pueden remontar hasta el año 1750, hace más de 250 años. Los datos reflejarían con una considerable exactitud ciclos de 20-25 años de subidas de los precios seguidos de ciclos de 20-25 años de precios deprimidos (con fuertes bajadas en términos reales). Así, habríamos vivido el último superciclo depresivo desde 1980 hasta el año 2000 y actualmente nos encontraríamos aproximadamente en la mitad de camino de un superciclo alcista con fecha de caducidad hacia el 2020-2025.

Existe incluso una "tercera vía", que es aquella que apunta a crecimientos moderados de precios o a su mantenimiento dentro de una nueva banda de precios en un nivel de precios superior al de las dos décadas anteriores. En cualquier caso, lo que será probablemente tan importante o más es la elección del producto financiero a través del cual se busca ganar exposición a la evolución de las materias primas y el efecto que las divisas puedan tener en la rentabilidad final. Los fondos de inversión - bien sean tradicionales de acciones en compañías del sector, de inversión en las propias commodities a través de futuros o los ETF - se presentan como la opción más accesible y recomendable.

Elegir bien el producto

El gráfico central ilustra a la perfección como, a pesar de la evolución positiva de las materias primas en la última década, los resultados obtenidos pueden ser radicalmente diferentes.

Mientras el índice Lipper que representa los fondos que invierten en acciones de compañías de este sector se revaloriza más de un 200%, los fondos que invierten directamente en futuros de materias primas no consiguen situarse en positivo.

Las divisas también juegan un papel fundamental. Un dólar fuerte puede suponer que alzas en los precios de las materias no se traduzcan en rentabilidades positivas en euros.

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