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Columna
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Obama en su laberinto

La primera potencia económica del mundo, que cuenta con 303 millones de habitantes (a la que se suma los 12 millones de indocumentados que se calcula viven y trabajan en el país) necesita un contingente de inmigrantes mayor que el actual si desea asegurar y garantizar su progreso económico y su papel preeminente en el mundo. La aprobación de la polémica y marcadamente discriminatoria Ley de Arizona (cuyas medidas más polémicas fueron afortunadamente bloqueadas por un tribunal) que criminaliza a los inmigrantes -fundamentalmente de origen hispano- que carecen de documentación, a los que se puede encarcelar o expulsar de forma masiva e indiscriminada, se convertiría en la causa final del derrumbe económico y de la estabilidad social en el país.

El 60% de la opinión pública en el Estado, que apoya la polémica Ley, está equivocada: la inmigración extranjera históricamente, desde el nacimiento como país, nunca ha sido un problema para EE UU, sino la solución y su principal recurso económico. El desafío es como integrar esta inmigración y encajarla en mundo tan tecnológicamente globalizado como el actual. La "Alianza por una nueva economía estadounidense", que reúne a alcaldes, encabezados por el de Nueva York, y directivos de grandes compañías norteamericanas como Boeing, Disney y Hewlett Packard así lo entienden. Impulsan una reforma migratoria que incluya proporcionar un estatus legal a los indocumentados y amplíe las vías de inmigración legal, pero que incremente la persecución de las empresas que contratan mano de obra indocumentada.

Un reciente documento de trabajo del Migration Policy Institute (MPI) (http://www.migrationpolicy.org) titulado La inmigración y el futuro de los EE UU pone de manifiesto que la balanza entre pros y contras de la inmigración extranjera en el país se inclina a favor de los beneficios, no sin plantear importantes retos.

Según este informe la inmigración posibilitará que los Estados Unidos sigan siendo uno de los países más productivos, competitivos, dinámicos y exitosos del siglo XXI. Más aún si se tiene en cuenta que dos de sus principales competidores, Japón y Europa, presentan actualmente menor nivel de competitividad. Además, se enfrentan a crecientes costes sociales ligados al mantenimiento de sus cada día más debilitados estados de bienestar, así como a una población decreciente y cada día más envejecida.

Respecto a la competitividad y su relación con la inmigración extranjera; tres datos. Primero: el 50% de los estudiantes matriculados en programas de posgrado en ingeniería en el sistema de educación superior nacieron en el extranjero; segundo: el número de negocios de propiedad hispana ha creciendo tres veces más que el promedio nacional. Tercero: una cuarta parte de las empresas creadas en el Silicon Valley (entre las que cabe citarse a Intel, Sun Microsystems o Google) fueron establecidas al menos en parte por inmigrantes.

Pero el Migration Policy Institute también formula algunos importantes retos o problemas que deben ser definitivamente resueltos legislativa y políticamente y asumidos socialmente. El primero es hacer frente a la desintegración del sistema de inmigración en el país y a la integración de los casi 12 millones de inmigrantes indocumentados o "no autorizados", focos de importantes tensiones políticas, sociales, fiscales y económicas. El segundo reto es fortalecer los programas de la llamada "inmigración temporal", que incluye junto a la de baja cualificación la altamente cualificada. El tercer reto es favorecer la integración de los inmigrantes en un sistema escasamente dotado tanto de infraestructuras como económicamente y sobrecargado para ese fin. El cuarto reto es encontrar instrumentos de política laboral que impidan que la inmigración no socave la posición de los trabajadores nativos con salarios a la baja. El quinto reto, finalmente, es la seguridad, en un país obsesionado con ella: el efecto Arizona (efecto local de un problema global) se explica porque este pequeño Estado concentra el 5% de la inmigración exterior a pesar de albergar tal solo el 2% de la población del país.

Economía, inmigración, sociedad y política en Estados Unidos presentan fronteras muy permeables y límites muy difusos. La gestión de las políticas migratorias por parte de la actual administración demócrata será el principal banco de pruebas de la democracia americana. De sus resultados dependerá no sólo el futuro en la próxima legislatura del actual partido gobernante, sino también y singularmente, el futuro económico de México y Centroamérica. Y, de una u otra manera, en la cada día más integrada y globalizada sociedad y economía actuales, el del resto del planeta.

Pedro Reques Velasco. Catedrático de geografía humana de la Universidad de Cantabria

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