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Columna
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El enfriamiento de Basilea

El Comité de Basilea ha bajado el tono de su discurso. En diciembre los banqueros respiraron profundamente después de conocer las duras medidas sobre el capital y la liquidez propuestas por el organismo que establece las directrices internacionales de regulación. Pero ahora pueden respirar con mayor facilidad.

La declaración del lunes incluye nuevas normas sobre el capital de máxima calidad. Han sido más generosos de lo esperado. Los activos por impuestos diferidos, los derechos hipotecarios y la inversión en entidades financieras pueden recuperar, cada uno por separado, más de un 10% de Tier 1 o un 15% de forma colectiva.

Eso permitirá a los bancos registrar mayores ratios de capital. Por ejemplo, la propuesta inicial de los minoritarios podría haber reducido a 60 puntos básicos el capital Tier 1 de Barclays, desde que al banco británico se le prohibió incluir su inversión en el sudafricano banco Absa. Y el tratamiento más generoso podría reducir el éxito del grupo Lloyds Bank al deducir parte de su capital en el negocio de seguros de vida, desde los 230 puntos básicos hasta 170, según Credit Suisse.

Algunas de las medidas recientes tienen sentido si los bancos consolidan una participación minoritaria de los activos de riesgo ponderado y si son capaces de consolidar el capital. Y Basilea sigue siendo cautelosa sobre la cuenta de activos por impuestos diferidos como capital. Sólo se permitirá a aquellos que surjan de las diferencias temporales de contabilidad y no de los saldos de pérdidas.

Diversas medidas excesivas se han retrasado. El máximo del ratio de capital para los activos totales y las exigencias de un porcentaje de financiación neta estable (NSFR) no aparecerá has 2018. Pero estas reglas también podrían frenar el crecimiento y proteger a los bancos contra las crisis de liquidez a corto plazo. Se ha producido un enfriamiento notable entre los Gobiernos europeos en materia de reformas que podría desacelerar el crecimiento, según una fuente conocedora de la situación. Basilea no debe ceder a la presión de los banqueros. Se puede mostrar una mayor fortaleza en la reunión de septiembre, con la promesa de aplicar las reformas pendientes fijadas para 2012.

Por George Hay

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